Te soñé en el nocturno vergel de mis anhelos, y parecía tan real la caricia en mis dedos, tocando las constelaciones de tu piel morena, como si el mundo entero volviera a ser de cristal y seda.
Tu voz, un eco en mis venas como murmullo de sirenas, me decía que volvamos a empezar, que el ayer era un espejismo, y en ese efímero hechizo, creí que el destino se doblegaba, que tus labios de miel y vino me buscaban, me llamaban.
Ah, querida, no quería despertar del fulgor de ese abrazo, del latido compartido, de tus ojos como auroras borrascas, sentir tus manos en mi piel, como lluvias de pétalos sagrados, como si la eternidad cupiera en un suspiro bajo la almohada.
Pero el alba me arrebató el fulgor de tu figura efímera, y mi lecho se volvió un páramo de ausencias y sombras,solo el vacío quedó, como una rosa marchita en el invierno, y yo, naufragando en lágrimas, te vi desvanecerte de nuevo.
Los recuerdos que guardé se han ido como arena entre los dedos, las fotos perdidas, borradas por el robo del tiempo y del destino, y me duele más que mil llagas, esta ausencia tangible, porque ya no tengo nada, solo el eco de tu risa en mis sueños furtivos.
El día me robó tu risa, y la noche fue solo un eco quebrado, ahora, solo en sueños puedo verte regresar, invicta, tocar las alas etéreas de tu recuerdo, que aún resiste, aunque se pierda en el oleaje de lo que ya no existe.
- Autor: Anonimata ( Offline)
- Publicado: 9 de noviembre de 2024 a las 16:56
- Categoría: Triste
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, La Bruja Irreverente, Sergio Alejandro Cortéz, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, Mauro Enrique Lopez Z., Pilar Luna
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