Que tu alimento
sea tu medicina,
y tu medicina,
tu alimento.
—Hipócrates.
Aliméntate,
tus ganas, un rayo
vertiginoso
saliendo de tu boca,
tu falta, mis faltas,
la escarcha espada
de Damocles, el vacío
llenando tu conjunto,
y la espera, parada
de autobús sin línea.
Aliméntate bien amor,
que el camino es tan largo
como tortuoso y las curvas,
las más cerradas sobre todo,
no hacen bien al estómago.
En la ladera derecha de esa
montaña abajo hay, creo,
una suerte de fuente; abreva,
sírvete dentro todo el agua
que vas a necesitar y orina,
la que te sobre devuélvela,
y serás más feliz cuanto más mees.
Aliméntate; en tu zurrón
te he puesto alguna que otra vianda,
si sientes ese cosquilleo típico—
en el lado derecho del bazo— párate,
ábrelo y corta con la fuerza
de tus manos un pedazo, y siente
cómo el sabor te conforta y cómo,
esófago abajo, va nutriendo totally
cada célula de tu contorno, y ahora,
justo cuando eso tiene lugar, concibes
una felicidad de la que todavía
no se tiene noticia.
Aliméntate si aún, considerando
que estás escribiendo esto que negro
sobre blanco se dibuja, no has podido
ganarte el tiempo y la calma necesarios.
Ya me cuentas...
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de noviembre de 2024 a las 11:44
- Comentario del autor sobre el poema: Hasta lo serio, lo importante, como es la alimentación, con alegría, con buen humor, sienta mejor jajaj.
- Categoría: Humor
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Sergio Alejandro Cortéz, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, Paris Joel, Alexandra L, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Llaneza, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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