Para mis hijos Gabriela y Matías.
Hijos, si queréis del alma la paz duradera,
matad dos sombras que acaban la dicha entera,
el miedo a un mañana cruel y avieso,
y el peso de un pasado, vano y espeso.
Dejad que el porvenir siga su juego,
no temáis de él, no le deis ni ruego.
Mañana es necio, traiciona y se olvida,
y roba al tonto la paz de la vida.
El ayer, por su parte, es lastre y cadena,
su sombra amarga, su peso envenena.
Que duerma el recuerdo en polvo y en calma,
y no manche la senda ni turbe el alma.
Así hallarán, hijos míos, risa y contento,
sin cargar en la espalda el triste lamento.
La dicha es ligera y huye sin vereda,
¡abrazadla al vuelo que, si queréis, ella se queda!
- Autor: El Corbán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de noviembre de 2024 a las 13:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Eduardo Rolon, Josué Gutiérrez Jaldin, ElidethAbreu, Polvora, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, Sergio Alejandro Cortéz, El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Lo pasado que se quede donde está.
Que buena imagen amigo El Corban.
Gracias estimada amiga, saludos.
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