La calle de la melancolía (Alejandrino)

Ramón Bonachí

La calle de la melancolía
.
Voy arrastrando el peso de un tiempo quebrantado.
Subiendo por la calle de la melancolía,
gimen todas mis penas, gimen con tal porfía
que incluso hasta solloza la que había olvidado.
.
Con tan pesada carga, me siento maltratado
y mal acompañado para desdicha mía;
intento tramo a tramo dejar esa apatía
que a veces se me pega más de lo acostumbrado.
.
El peso del silencio que vivo es un infierno
si detrás la nostalgia le sirve de ayudante;
nunca muestra la cara, mas sé dónde se esconde.
.
Es tan corto el otoño que ya noto el invierno
acercarse en cuclillas con un interrogante
y por la misma calle que lleva no sé a dónde.
.
Fotografía y poema: Ramón Bonachí.

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Comentarios4

  • Carlos Eduardo

    Calle Melancolía
    Canción de Joaquín Sabina
    Como quien viaja a lomos de una yegua sombría
    por la ciudad camino, no preguntéis adónde
    busco acaso un encuentro que me ilumine el día
    y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden
    las chimeneas vierten su vómito de humo
    a un cielo cada vez más lejano y más alto
    Por las paredes ocres se desparrama el zumo
    De una fruta de sangre crecida en el asfalto
    Ya el campo estará verde, debe ser primavera
    Cruza por mi mirada un tren interminable
    El barrio donde habito no es ninguna pradera
    Desolado paisaje de antenas y de cables
    Vivo en el número siete, calle Melancolía
    Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
    Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
    En la escalera me siento a silbar mi melodía
    Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido
    Que viene de la noche y va a ninguna parte
    Así mis pies descienden la cuesta del olvido
    Fatigados de tanto andar sin encontrarte
    Luego, de vuelta a casa enciendo un cigarrillo
    Ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama
    Me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
    Y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama
    Trepo por tu recuerdo como una enredadera
    Que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
    Esa absurda epidemia que sufren las aceras
    Si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy
    Vivo en el número siete, calle Melancolía
    Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
    Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
    En la escalera me siento a silbar mi melodía
    Vivo en el número siete, calle Melancolía
    Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría
    Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
    En la escalera me siento a silbar mi melodía
    Vivo en el número siete, calle Melancolía

    Un abrazo grande poeta, amigo Ramón

    • Raiza N. Jiménez E.

      Sabina y su claro tema y su tremenda radiografía....Para reflexionar y una vez por todas y dejar atrás lo que ya no queremos hacer y encaminarnos a hacer, lo que nos de la real gana. Gracia Ramón y Eduardo.

      • Ramón Bonachí

        Gracias por la canción . me la sé de memoria, No se si estarás de acuerdo, Juaquín Sabina es un grandioso poeta sus canciones no tienen desperdicio pero con una voz horrible , parece que ande siempre bebido , jejejeje, abrazos.

        • Raiza N. Jiménez E.

          Claro que sí, yo respeto mucho a los músicos...Tengo mucha familia que han vivido del canto... Cariños poeta y gracias.

        • jarablanca

          Siempre tus poemas, alteran el alma; a veces alegran, otras entristecen... este me ha transmitido una gran sensación de pesadumbre.
          Gracias, poeta, no es nada fácil alterar el sentimiento de otro, aunque sea por un momento.
          Un abrazo grande.

          • Ramón Bonachí

            Gracias a ti por comentarme mi querida poeta, siento lo mismo cuando te leo, un abrazo.

          • Santiago AlboHerna

            alto poema Ramón, me encanto ! graciassss

            • Ramón Bonachí

              Gracias a ti por acercarte a mis sentimientos, un abrazo

            • Randoc Nadino

              No sé de verdad, Ramón. Si desaparecieron las "churrerías" allá.
              Acá solo existieron los carros de churros o los triciclos ambulantes que iban parando para freír los churros a medida que salían de la maquina artesanal normalmente.
              Pero un stand o kiosco no, jamás existieron, salvo algún local en temporada de verano en el litoral.

              Es un nostálgico recuerdo de tantas cosas que vamos extrañando y representan valores que ya no se cultivan.

              Un excelente paseo por mi niñez he disfrutado.
              Gracias por ello, Poeta.

              Un abrazo, Ramón.

              Mario.

              • Ramón Bonachí

                aqúi queda alguna en algún rincon deseado, pero cada vez menos, un abrazo.

                • Randoc Nadino

                  Aquí no existieron jamás, solo carritos ambulantes. Los que hace rato desaparecieron.
                  El churro ya no se ve en ningún lado, porque fue reemplazado por el churro relleno, que es más grande y no tiene el sabor que aún recuerdo yo por lo menos.

                  Lo que si tienen en común el kiosco y el triciclo ambulante..es que había que esperar a veces, para recibirlo y otro poco para que enfriara...Lo que si también es común en ambos casos, es la curiosidad propia de los niños por mirar como hacen y lo fríen.
                  Claro que aquí no podíamos apoyarnos en el triciclo ni empinarnos para mirar porque podíamos desestabilizarlo. Y para eso siempre al churrero lo acompañaba un adolescente que se sobaba los nudillos, esperando que alguno lo hiciera...Y...fuaa, coscorrón...¡Pueden mirar, no apoyarse!...buenooo...conch....cuando se vayan te vamos a tirar con una honda peñascazos...
                  Haganlo...le digo a mi papá que no venga más por aquí...

                  ahhhh...mari...hijo de la....conch....te vamos a acusar que los domingos vienes a la iglesia y te besas con la hermana del xxxxxx...y le metes las manos debajo de la falda y le besas aquí arriba y a ella no le gusta, porque dice...noooo...nooooo...noooooo.....

                  ahhhhh...¡Papá! les puede dar un churro más a cada uno de estos tres gusanos, por favor...son compañeros de colegio...
                  ¡No los trates así, Hijo! ya, por supuesto hijo pero que esperen ¡ y no se apoyen en el triciclo!

                  No entren más al baño en el colegio, bacterias, los pillo ahí ya saben lo que les pasará...
                  Gracias por prohibirnos entrar a los baños, hediondos a meado y no se soporta el humo de los cigarrillos que fumas con tus compañeros..

                  Cállense cabros con....

                  Eran otros tiempos de verdad, Ramón, y se extrañan mucho.
                  Gran abrazo, Poeta.



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