GRITO DE UN PUEBLO HERIDO
Hoy, mis manos alzadas, temblorosas,
en alto llevan una bandera rota,
no por el viento, sino por la indiferencia
de aquellos que gobiernan desde su torre de oro.
Hoy, mis pasos resuenan en las calles,
el eco de un pueblo que clama justicia
y que no tiene miedo de alzar su voz
aunque su alma tiemble de miedo,
y sus corazones laten al unísono
con el ritmo del dolor, del hambre, de la rabia.
Nos arrebatan la vida,
nos roban el sueño,
y el llanto ya no tiene sentido
cuando cada hora, un hermano cae,
cuando cada rincón es tierra de nadie,
y las sombras nos acechan sin piedad.
Oh, patria mía, ¿dónde estás?
¿Te has perdido en el abismo de la corrupción,
en la traición de los que te prometieron?
Hoy, bajo este cielo gris,
yo dejo mi pan, mi hogar, mi sustancia,
porque no hay vida si no hay justicia.
No hay futuro si cada paso
es un riesgo,
si cada calle se convierte en un campo de guerra,
si cada madre teme el amanecer
porque su hijo no regresará.
Hoy somos miles y miles,
y no estamos solos.
Nuestro grito es un mar de voces,
es una ola que recorre la patria
y hace temblar los cimientos
de los que se olvidaron de nosotros.
Nos dijeron que nuestra lucha es en vano,
que la paz solo es un espejismo,
pero no estamos dispuestos a callar.
Hoy marchamos, hoy nos vemos,
hoy dejamos nuestras huellas en la tierra
y que el viento las lleve hasta sus puertas,
hasta sus habitaciones de lujo.
Porque lo que se nos arrebata
no es solo la vida,
es la dignidad,
y no hay fuerza en el mundo
que nos doblegue
cuando nos levantamos por ella.
Hoy, mientras el sol cae,
y la noche se tiñe de sangre,
somos los que nos quedamos en pie,
los que nos damos la mano
en la oscuridad,
los que no olvidamos lo que somos.
Con el alma desgarrada,
pero con la esperanza intacta,
alzamos nuestras voces
como un grito que rompe el silencio.
No callaremos,
no cederemos,
porque en cada uno de nosotros
vive la fuerza de un pueblo
que ha sufrido demasiado
pero que nunca, jamás,
se ha rendido.
¡Porque tenemos derechos, derechos sagrados!
A vivir libres, a vivir seguros,
sin temer que en la esquina, en el rincón,
seremos asesinados
por malditos criminales organizados
que trafican con nuestras vidas,
robos, secuestros, sicariato, extorsión,
todo en la sombra,
todo alimentado por la impunidad
que ellos se empeñan en proteger.
No puede ser que vivamos
con el miedo al acecho,
que nuestros hijos crezcan sin esperanza,
que nuestra gente se desangre cada día,
mientras aquellos que deberían velar por nosotros
se esconden detrás de mentiras,
cuidando sus espaldas,
mientras la sangre de los inocentes
sigue pintando nuestras calles.
Hoy, el Perú habla,
y el Perú grita,
y sus gritos son la tormenta
que ha llegado para limpiar
la mugre de los que sólo se ven a sí mismos.
Hoy, en cada rincón de esta tierra,
un pueblo se levanta,
y en su lucha,
el futuro tiene que ser suyo.
Hoy, el sacrificio es el eco
de nuestra resistencia,
y que nos escuchen:
¡No estamos solos!
¡Hoy, por nosotros y por todos,
gritamos hasta que se nos oiga,
y no habrá más muertes en silencio!
Porque no seremos jamás
el olvido, la ignorancia, el desprecio.
¡Hoy somos fuerza,
y no pararemos hasta que se nos haga justicia!
© Corazón Bardo 🇵🇪
- Autor: CORAZÓN BARDO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de noviembre de 2024 a las 08:21
- Comentario del autor sobre el poema: Hoy, me sumo a la lucha del pueblo peruano en este paro nacional. Nos levantamos contra la violencia y la impunidad que azotan nuestras calles: robos, secuestros, sicariatos y crímenes organizados. Mientras las autoridades permanecen indiferentes, nosotros sacrificamos lo que tenemos para exigir seguridad, justicia y dignidad. Este paro es un grito de esperanza por un futuro donde el pueblo sea protegido, y no olvidado.
- Categoría: Fecha especial
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: Emily., Mauro Enrique Lopez Z., Eduardo Rolon, Josué Gutiérrez Jaldin, alicia perez hernandez
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.