Celos

D. Méndez


AVISO DE AUSENCIA DE D. Méndez
Me perdí en el mundo real, por favor mientras no estoy, no se maten.

Mis celos son hogueras indomables,
una furia que danza en mi sangre,
no porque dude de ti,
sino porque el mundo nunca merece
la joya que llevo en mis manos.

Eres más que carne y hueso,
más que las sombras que otros ven;
eres un poema que no se escribe,
un secreto que el universo guarda
y que yo descubro al mirarte.

Llámame insensata, déspota del alma,
pero no puedo contener el temblor
cuando pienso en quienes, ciegos y vacíos,
podrían rozar tu esencia
sin comprender que tocan lo sagrado.

Eres mi fiebre y mi calma,
un deseo que arde bajo la piel,
como si los dioses te hubieran forjado
para ser a la vez condena y salvación.

Quiero gritarle al mundo tu valor,
proclamar que no hay manos dignas
de sostener tu luz,
que no hay ojos capaces
de devorar tus secretos como los míos.

Por eso te guardo en mi pecho,
no como posesión, sino como guerra,
como un deseo que quema y eleva,
porque eres un tesoro, mi fuego eterno,
y jamás dejaré de adorarte.

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