Hijos, les doy por herencia mi nobleza,
mi sencillez en la escasez y la riqueza,
mi valor para enfrentar la artera vida,
mi tolerancia por ustedes conocida.
Les heredo el amor envuelto en alicantos
y aunque el amor es bueno, también habrá llantos,
más su entereza es grande y tendrán diplomas
con coplas de rosas y fragante aroma.
Les heredo el placer de la felicidad,
esa que vivimos en complicidad,
¿recuerdan? mejor que recibir, es dar,
mejor es amar con hechos, que rezar.
Por último, les heredo sin más mi paz,
esa que me arrulló en mis álgidos días,
esa paz que protegió mi último viaje
y me hartó de amor con su fino linaje.
Hoy dejo por legado mi poesía,
no es su herencia, pues es parte de mi vida,
espero que su sino no sea el mío,
pues mi sino no es igual a su camino.
Andrés Romo
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- Autor: Andrés Romo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de noviembre de 2024 a las 14:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Antonio Pais, Eduardo Rolon, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios2
Invisible como el aire, tan cercano y tan distante en el espacio, un impulso, un latido al corazón. Luz brillante de la vela que apaga y que se enciende, cuando sopla la razón.
Los sentimientos son legados que no pueden ver los ojos.
Me gusto leerte Andrés.
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