**~Novela Corta - La Zorra~**

ZMRS

Novela Corta: La Zorra

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez

Seudónimo: EMYZAG

Comenzada: 9 - 14 de noviembre de 2024…

Publicada: 14 de noviembre de 2024…

Terminada: 14 de noviembre de 2024…

Editada: 14 de noviembre de 2024…

Mi #42 de novelas cortas en el año 2024…

Mi #197 en novelas cortas hasta el año 2024…

7084 Palabras 10 Páginas 



~ * ~Sinopsis:

~ * ~Ernesto se ve en la encrucijada de dar por terminada la relación cuando se da cuenta que Vivian es una mujer trepadora que desea su dinero y no a su amor si es alias ¨la zorra¨… 




Sucesos:



  1. Ernesto conoce a Vivian…
  2. Vivian trama cómo conquistar a Ernesto…
  3. Ernesto quiere saber la verdad referente a ésa mujer llamada Vivian…
  4. Vivian desea a Ernesto con todo y a como dé lugar…
  5. Ernesto es tan iluso, tierno y con un corazón bueno…
  6. Ernesto no cae en la telaraña de la zorra Vivían aún…
  7. Vivian quiere y desea amar a Ernesto…
  8. A Ernesto le dicen murmuraciones de la trepadora que es Vivian y no lo cree…
  9. Vivian es la zorra más alterada, porque Ernesto se va lejos de la ciudad…
  10. Ernesto sabe la vida zorra de Vivian y la deja por fin, y Vivían toma un arma y se suicida con coraje por el amor de Ernesto…  



Ernesto es un alto ejecutivo de una reconocida empresa que lidera a la ciudad donde él reside. Ernesto estudió en una de las universidades más exclusivas de la zona y se dedicó en cuerpo y alma a laborar para la empresa que se dedica a formar empresarios de la ciudad. Ernesto es un hombre ¨good-looking¨, es rudo, fuerte y muy corpulento. Él realiza ejercicios en el gimnasio, mantiene a su cuerpo y a su estado de salud muy alto con nutrientes y con una dieta balanceada. Ernesto es vegetariano, protector y defensor de los animales, por eso él no se alimenta de animales. A Ernesto lo que le gusta son todo tipo de ensaladas vegetarianas. Las ensaladas vegetarianas contienen un alto nivel de nutrientes en carbohidratos cuando le añade verduras y hortalizas que son una fuente de fibras, vitaminas y minerales. Ernesto se funde en el afán de creer que ser defensor de los animales no le permite engullir ni zampar animales. Ernesto se dedica en cuerpo y alma en saber que el destino es frío, que la vida sin amor es friolera y muy inconsecuente. Ernesto, en una tarde con el sol a cuestas en el mismo cielo, se siente sólo, solitario en soledad y lo que desea es encontrar a un amor. Ernesto, en esa tarde fría de verano, desea conocer el amor. La empresa donde él se dedica a trabajar está reuniendo empresarios para poder liderar a la ciudad a enfrentar los problemas económicos. La reunión se da una tarde de verano con el sol a cuestas, con las entrañas rojizas del atardecer, con un flas a flavo color y con un destello en el cielo por el ocaso en color anaranjado. La tarde para Ernesto es sucumbir y hallar a un amor como él desea que es a una mujer sincera, de ojos y cabellos de color castaños y piel de seda. Ernesto busca y busca a ésa mujer y no la halla todo porque el amor es difícil de encontrar y de obtener. La vida de Ernesto zozobra en el trance de hallar a ésa mujer en esa reunión. La vida para Ernesto corre ser como el ave fénix que resurge entre las cenizas del fuego que le devora el alma, los ojos, la vida y el corazón como nunca antes y todo porque del amor quedan las huellas intactas en querer amar. Ernesto conoce a una mujer con la típica descripción que a él le gusta, le agrada, que le encanta y la mujer es empresaria como él. La vida siempre ha dicho que el dinero busca el dinero, pero, Ernesto, sólo, quiere y desea amor. Ernesto conoce a Vivian en un clandestino momento cuando en la reunión de empresarios se da la presentación de ésa mujer. La vida los une en sentimiento, placer y amor. La mujer es ideal para Ernesto y posee los rasgos físicos que a él le gustan de una mujer. Ella es herbívora. Él es vegetariano. Ernesto para conocer a Vivian profundamente le pregunta a cerca de los animales, del hábitat, reproducción y del alimento exótico que realiza la gastronomía con los animales. Vivian celebra en su apartamento que ha encontrado el hombre adecuado, rico y good-looking para ella. Vivian es una mujer que se alimenta hervíboramente y Ernesto es vegetariano, una contradicción y una sola verdad que son dos personas diferentes en pensar, amar y defender a los animales. Vivian conoce a Ernesto y Ernesto conoce a Vivian, pero, es amor, placer, pasión y vehemencia cuando el amor lo encuentra Ernesto en Vivian. Vivian halla lo que más quiere y anhela la billetera de Ernesto. Ernesto sucumbe en un delirio delirante en caer sobre el mismo instinto cuando conoce a Vivian. La idea es querer y amar lo que más entrega el amor en cada recelo de la vida cuando en el alma se aferra al mismo amor en el corazón. Ernesto lo sabe que el destino es frío como el hielo cuando la pasión revive al deseo muerto entre la piel y el cuerpo. Mientras que Vivian recorre la reunión de negocios de la empresa donde labora Ernesto y va conociendo todo a su alrededor. Vivian recorre el trance directo en formar el ocaso frío cuando arde el tiempo y la vida en ese rico y benévolo atardecer cuando arde el deseo y más la furia en cada instinto solapando la forma y manera de creer que la tarde llueve magia desde el ocaso y sol del cielo. El amor va naciendo entre Vivian y Ernesto.

Vivian desde su residencia trama la forma y manera en conquistar a Ernesto. Vivian trama cómo conquistar a Ernesto y más a su billetera, porque desea y quiere más el dinero que el amor de Ernesto. Ernesto sólo quiso amar a Vivian, pero, en el alma y en su corazón presiente como una sola osadía en que el tiempo y la vida pretende ser como el amor que desea Ernesto. Vivían, en el capricho, sólo, quiere enamorar, atrapar, conquistar a Ernesto y todo por su dinero. Vivian desea enamorar a Ernesto y ¿cómo lo logra?, pues, la muchacha de ojos y cabellos castaños sólo lo seduce en placer, seducción tan vehemente y tan seductora que la sensibilidad de Ernesto va cediendo poco a poco. Ernesto cae en la ventana y en la puerta del amor, porque es la mujer que siempre ha esperado, que siempre ha querido poseer, amar y más que todo tener. Vivian es la mujer ideal, más que eso, es la mujer más posesiva, dominante en conseguir lo que sueña, desea y quiere tener que es todo el dinero de Ernesto. Vivian es una mujer fuerte y tan dominante que sólo desea de Ernesto todo el dinero que tiene en su cartera. Vivian es de ésas mujeres atrevidas e insinuantes que a primera vista sabe lo que quiere. Vivian es una mujer atrevida, con ambiciones, y capaz de hacer lo que sea por el amor de Ernesto. La vida para Ernesto es haber encontrado a una mujer ideal como la de sus sueños. Vivian queda herida y abatida sin saber que los sueños se sienten como se perciben, pero, sin poder lograrlo. Vivian siente en su alma no poder sucumbir en un trance delictivo cuando le parece que atrapar a un hombre por su dinero es un trance superficial, artificial, irreal y como la fantasía se lleva a cabo, tal vez, muera en el acto. Vivian es la mujer real, la que no se deja llevar por caprichos exóticos si la vida es como es sin trascendencia humana cuando a la verdad que ésto sucede continuamente. La vida para Vivían es inalterada, ineficaz y muy intrascendente porque lo que desea y lo que quiere no precisamente es el amor de Ernesto. Ernesto y Vivían desean convertir a su amor en una rica pasión desnudando todo el sentimiento, toda la pasión y todo el placer que les provoca estar juntos. Vivian y Ernesto son dos amores pasionales y llenos de un placer incierto entre dos amantes y eso les agrada. Cuando, en el alma entre ambas parejas se siente como desapercibido el instante o como la gran fuerza en caer sobre la pasión innata de quedar sobre el instinto, la gran pasión y el gran placer. La vida para Ernesto se aferra a la idea que la esencia y la presencia se torna real cuando prefiere a ésa mujer como su esposa, Vivian es la mujer ideal para Ernesto. Vivian trata de conquistar a Ernesto y, sí, que lo logra, pues, la pasión, el amor, la vehemencia, el placer salen a flote en la piel y en el cuerpo. El corazón de Ernesto vive a través del amor encontrado en esa reunión empresarial. Vivian llega a ser la mujer de los sueños de Ernesto. La vida corre como transcurre el tiempo y transfiere la osadía de que Ernesto encontró el amor en Vivian. Vivian trata de conquistar a Ernesto y se le va la vida, el sentimiento, el pensamiento en pensar e imaginar por conquistar a ése hombre porque más que sentir amor es sentir amor por su dinero. Vivian conquista a ése hombre llamado Ernesto. Vivían, en el afán de creer en el amor puro, ingenuo e innato, se da a la tarea de revivir en el alma y en el corazón una sola idea por querer atrapar y conquistar a ése hombre por su dinero y no por el amor que cree sentir Ernesto por ésa mujer llamada Vivian. Ernesto se ve en la encrucijada de tener en el tiempo y, más en el ocaso una sola e insistente manera, forma de ver y de observar a ésa mujer llamada Vivian porque en la vida, en el corazón y más en el amor se cuece de un sol a cuestas en esa tarde de reunión empresarial cuando conoce a Vivian. 

Ernesto comienza un altercado consigo mismo entre pensamiento, acto e imaginación cuando piensa que ésa mujer es fatula como la irrealidad porque tanta mujer bella y hermosa ante los ojos no puede ser real. Ernesto quiere saber la verdad referente a la mujer llamada Vivian en un insistente calor humano cuando sólo desea averiguar la certeza y la pura verdad de quién es en realidad. Ernesto, sólo, quiere saber la verdad de la insistente belleza de ésa mujer y de dónde proviene si del cielo o de los dioses del Olimpo. Ernesto sabe una cosa y es que ésa mujer es como el cielo o como el abismo frío sucumbiendo en un trance mental cuando la vida ocurre y transcurre como saber que la hermosura de ésa mujer lo lleva al precipicio o al mismísimo cielo sin saber ni siquiera sospechar que lo busca y lo quiere por su dinero. El amor de Ernesto crece en el corazón y más como la plenitud de una paz incontrolable que le otorga ésa mujer. La vida conlleva una exactitud cuando Ernesto y Vivian se aman como cualquier pareja. Vivian cumplió lo prometido por conquistar a Ernesto como una sola insistencia del puro amor. Ernesto se atreve a desafiar mundo, cielo, mar y Tierra por conquistar el amor de ésa mujer como el amor más puro, ingenuo e inocente. Ernesto concuerda que la verdad zambulle como penetra en su alma y en su corazón por ser el amor más vivo para el corazón, para su alma, para su vida, queriendo amar a ésa mujer ideal que le hizo revivir el corazón y la magia de un sólo instinto. La vida cuece de un amor intransigente cuando en el alma de Ernesto se siente como apaciguar la calma y la redención innata dentro de sí, sólo, con el amor ingenuo, puro e inocente de Vivian, la trepadora de hombres ricos. Vivian es la mujer más ambigüa, intransigente e indeleble en el alma y en el corazón cuando en el alma se cuece de mentiras y sin puras verdades. Ernesto debe a que la vida comenzó con un amor a cuestas de la pasión, de la vehemencia, del placer sin ser subrepticio. Vivían, sin ocultar su sentido, quiere y desea amar a Ernesto y, más, por su dinero que por su amor. Vivian se estremece tanto y por tanto que presiente en su alma y en su corazón que el instinto sosegado de amar a un hombre por su dinero no era difícil para ella sino para su esencia de mujer porque todo queda como una mentira de un amor sin destino. Ernesto piensa sólo en la pura verdad de que una mujer con tanta personalidad, virtud, esencia, candidez y paz se pueda fijar en un hombre como él, aunque, es un pudiente empresario, la vida marca trascendencia en que nunca pudo ser feliz al lado de las mujeres sin ser mujeriego. Ernesto cosechó en la almohada un sueño y lo ha hecho realidad con tan sólo amar a Vivian como su única mujer. Vivian es una mujer trepadora, muy vivaz en el tormento de dar una actitud parca en el destino y en el camino de Ernesto. Ernesto, en el trance habitual de ese amor clandestino y sagaz como la fría tempestad cuando, ocurre lo que transcurre como en el tiempo perfecto, desea saber más la álgida verdad. Ernesto quedó como el amor o como el color rojo de la sangre en el mismo corazón efervescente y muy vivaz en el alma queriendo amar sin condescendencia. Ernesto se ve en la encrucijada de tentar en la encrucijada de querer amar a cuestas de la única razón por ser el amante más codiciado del mundo cuando en el ademán frío se percibe como el recelo de la única verdad en amar a la única mujer de su vida y de su existencia. Ernesto desea saber más referente a ésta mujer que ha bajado del cielo, que ha salido de un abismo para creer en el puro e inmenso amor que ha dejado en el corazón de Ernesto un sólo amor en el alma y como una sola luz en el mismo cielo. 

Vivían ha dejado de practicar el amor de cómo actuar ante conquistar al amor o al dinero de Ernesto. Vivian dice que -¨es preferible hacer el amor con dinero que a un cuchitril¨-. La diva de Vivian cree que el tormento de su vida, amor y vehemencia se enaltece como destruir la vida, el amor y la carencia de dar una virtud o con una exactitud. La vida de Vivian se siente como el amor desamparado y  la pasión vehemente se siente como el recelo de la existencia de la conmísera atracción. Vivían en el arte de caer en la trampa discordante de conquistar a Ernesto se siente como el pedazo de hechizo en el alma de ése buen hombre llamado Ernesto. Vivían en el alma y en la insistente osadía de dar una virtud o una esencia de su cuerpo como la prendida rosa,se siente como el recelo de la vida, del amor y de la pasión. Si para Vivían la fortuna se enaltece como la furia total en poder creer que el amor se le dio con Ernesto y con su inmensa billetera. Vivian quiere, desea a Ernesto como hombre y como el rico que la va a mantener por el resto de su vida. Vivian, vislumbrante y asediada de hombres permanece en una salida con el alto ejecutivo llamado Ernesto. La chica es perfecta, de ojos y de cabellos castaños, se da a la tarea de edificar su relación, pues, parece que lo consigue todo. Vivían, en la fortuna y en cada recelo de la vida a como dé lugar, quiere a Ernesto ¿y lo consigue?, pues, en el alma de creer en el embate de dar un sólo ocaso se dio la vida como la forma más vil de creer en el alma a ciegas. Cuando, transcurre el deseo y la vida conmísera de Vivian en caer sobre el silencio de atreverse a desafiar la verdad y la posible situación de creer en el alma pudiente de Ernesto como la vida y el amor en cada recelo del corazón. Vivian cree que la serenidad del amor comienza a dar caprichos del alma y de un sólo corazón cuando el amor comienza a como dé lugar a sentir amor entre ella y Ernesto, pero, es puro teatro o capricho de la mujer que es una trepadora y zorra con el dinero ajeno. Vivían a como dé lugar desea amar, tener, poseer el amor, la pasión y la vehemencia de Ernesto. Vivían, sólo, siente pasar desapercibida entre el querer y el amor de Ernesto para sobrepasar los estándares edificando la vida, el calor y la pasión, pero, sólo, desea el dinero de Ernesto. Ernesto, sin sospechar de la verdad, sucumbió en un recelo de vida queriendo y amando a ésa mujer. Vivian cree y siente el suspiro de su corazón por obtener a como dé lugar a ése amor llamado Ernesto y con su billetera. La vida de Vivian atormenta cuando el momento renace como la era o como la osadía de creer en el alma que está conquistando a Ernesto. Y, sí, que así fue. Vivían conquistó con amor, pasión, vehemencia, placer en el cuerpo y en la piel como toda diosa del amor Venus. Vivían, sólo quiso ser como una mujer enamorada, pero, en el afán de dar un amor en el corazón se enamoró de Ernesto dejando una situación en el alma devastada por ser una trepadora de hombres y una zorra. La zorra quedó como intransigente en el momento cuando ocurre lo que transcurre un solo tiempo o como la pureza de la fría verdad que Vivían sólo quiere amar a Ernesto por su dinero y no más por su amor. Vivían corre el velo de la fantasía y del amor por querer casarse con Ernesto cuando en el alma de una sola verdad se cuece de tiempo y de mentiras que van seduciendo a Ernesto más y más. La insinuante mirada de Vivían hacia Ernesto se ve en la  encrucijada en querer solventar la eficaz manera de dar una conmísera mirada pasional y muy vivaz en el tormento de creer en el sueño de Ernesto por conseguir a una mujer como Vivían para ser su amor. La zorra o la trepadora se intensifica como el mismo tormento cuando en el alma de Ernesto se ve en la encrucijada por querer averiguar acerca de ésta bella mujer. Vivían, a como dé lugar, quiere amar a Ernesto con la misma caricia, con la misma esencia en querer ser como la presencia por ser como la verdad pura, ingenua e impoluta que Ernesto la ame como ella lo ama. Cuando, en el afán de creer Vivían, sólo, ama a Ernesto como la sinceridad de una mujer trepadora y tan zorra. Vivían, la zorra, sólo, ama a Ernesto por su dinero y no por su amor. Vivian es como la osadía y como la plenitud de creer en el alma muerta de un sólo espanto nocturno cuando ocurre la insistencia como un suspiro o como el susto dentro de su alma queriendo derribar el frío tormento. Vivian sucumbiendo en un trance irreal, siente como el silbido de un susto de creer en el alma sin poder más ni más ser como la verdad, ser una trepadora y una sola zorra. Vivian, cuando en el alma, se da cuenta que está en el abismo frío, es cuando en el ocaso y en la tarde fría de verano desea amar a Ernesto y a ella. Cuando, en el alma de Vivían con el amor de una sola verdad que no siente más ni más como la insistencia o como la fría verdad, se cuece en la mirada una sola insinuación. La chica es la que desea amar a Ernesto como la caricia que él le ofrece en el cuerpo y en la piel desnudando la avaricia de poseer a Ernesto para ella sola y para nadie más. Vivían, sólo, queda con la forma de amar lo que conlleva una sola salida y es atraer más el amor de Ernesto. 

Ernesto es tan iluso, tierno y de corazón muy bueno que queda adherido a la forma de amar de Vivían. Vivian quedó como el sólo tormento de creer en el alma a ciegas en un sólo instante cuando Ernesto prefirió esperar por amarla con el sexo y con todo el placer. Vivían esperó como toda inexperta en el sexo cuando en el altercado frío se percibe como el destino álgido y tan friolero de quedar como una mujer inocente de todo, si es la trepadora tan zorra y que nadie le puede creer que aún no, no le ha llegado una noche con un hombre. Ernesto es tan iluso como bueno de corazón, pero, en su alma se cuece de espanto nocturno cuando en el ademán frío se va la vida como agua entre los dedos. Ernesto es tan iluso como la vida en el tiempo y más como la única verdad que el tiempo se siente como el suave desenlace de dar una sola impoluta verdad. Ernesto se siente como la vida y como la posible verdad que va de vida en vida hacia una posible situación cuando arde el tiempo como la frialdad y en cada quien como el desenfreno friolero de caer sobre el suelo. Ernesto es el que conlleva una sustracción de ser iluso y con el alma a cuestas de la verdad, se siente como el desafío inerte de creer en la pura verdad de Vivían. Ernesto, el que con el alma de una sola verdad, se siente iluso creyendo una mentira o una ilusión de parte de Vivían. Ernesto se ve en la encrucijada de creer en el alma sosegada de un sólo espanto cuando ocurre el trance de la verdad de que él averigua toda la verdad. Ernesto se siente en la única verdad efímera de ser un iluso creyendo todas las mentiras que le expresa Vivían. La vida se aferra a la idea que Ernesto ama verdaderamente a Vivían y que su alma se aferra a la idea en caer en redención ante sus mentiras. Ernesto es tan iluso, tierno y de buen corazón que su alma trasciende hacia el más frío abismo por salir de ese precipicio que lo ahoga, que lo succiona por amar y creer en ésa mujer. El abismo frío para Ernesto se cuece de un tormento insensato de creer que su alma es ilusoria, que el corazón es bueno y tierno hasta que pueda saber la pura verdad acerca de ésa mujer que es una trepadora, una zorra por desear y amar el dinero ajeno. Vivían, la zorra, es una trepadora injusta, mentirosa y con un marfuz entre sus labios por engañar a sabiendas de la razón inocua trascendiendo a Ernesto. Ernesto es iluso, tierno, de buen corazón, que gana en recelo y en redención una certeza y un continuo dolor por el amor de Vivían creyendo en las mentiras que ella le expresa.

Ernesto, aunque, se ve en la encrucijada de amar a Vivían se torna exasperada la situación, pero, aún, no cae en la red de ella. Ernesto desea averiguar toda la verdad acerca de ésta mujer cuando en el alma se cuece de belleza, y de una hermosura innata de saber que el recelo de la vida es amar a Vivían. Ernesto se cuece de bondad, de delirios adyacentes cuando desea averiguar de la vida de Vivían, todo, porque el deseo y la conveniencia se enfrascan en una sola idea de querer amar y de convencer que el amor se siente como la verdad impoluta de sentir una nueva ingrata situación. La vida de Vivían se siente como un desafío autónomo en querer que su mundo cambie a mejor incluyendo su situación económica tan sólo con la billetera de Ernesto. Vivian cuece el alma en que el destino es frío como la vil tormenta, pero, queda como órbita lunar atrapando al cuerpo y el amor de Ernesto. Vivian es como sentir el suave desenlace de creer en el alma a cuestas de la vil razón cuando se da el vil momento de dar con la vida una conmísera mala existencia en cuanto a cómo vivir sin la billetera de Ernesto. La telaraña de Vivian, la zorra, se vio en la vil decepción cuando Ernesto está sin caer. Ernesto sin caer en ese vil abismo se cuece de espantos nocturnos en su vida sintiendo a la vida como una sola verdad. Ernesto en la encrucijada de amar o no a Vivian, a la trepadora y zorra que, sólo, desea el dinero de Ernesto y no su amor, siente que el deseo se convierte en extraño perecer dentro de una telaraña fugaz como el tormento en creer que la vida se torna intrínseca, abatida y adolorida cuando el tiempo y la vida desean amar a la mujer que esté destinada en su camino, pero, la vida comienza a discernir y en petrificar la verdad que su mundo es incierto como imposible de amar. La vida comienza a edificar que Ernesto desea averiguar la verdad y que la contienda entre el corazón, la virtud y el amor se siente como imposible de creer, pero, que tiene de frente a él a la mujer predilecta que ama. Vivian, un tormento grito a voces, siente y percibe que, sólo, desea el dinero de Ernesto, la magnificencia, la opulencia y el peculio en realizar gastos es todo el estipendio de Ernesto y él no se da cuenta, aún, de la clase de mujer que es Vivian ante él. Vivian se siente como toda mujer o como diva conquistando a un hombre, a un amor o a un ser con riqueza autónoma. La vida conlleva una atracción fija entre el amor, el placer, la vehemencia y la pasión entre Ernesto y Vivian. Vivian desea que el amor se pueda realizar de la mejor forma y manera en dar la perfección al amor, al placer, a la vehemencia y a la pasión porque desnuda toda su alma en querer amar a Ernesto. Vivian cree en la luz del alma en poder conquistar a Eduardo completamente y establecer los perímetros en poder amar a Ernesto casándose algún día y que pueda ella disfrutar de la billetera de Ernesto. Vivian se enaltece en creer y crear que el amor es como el silbido o grito a voces abiertas deseando gritar el amor entre ella y Ernesto. La vida comienza en discernir la fuerza y la esperanza para Vivían en conquistar al amor de Ernesto, pero, aún, el amor en la intimidad no se da que es lo que prefiere Vivian. Ernesto conlleva una atracción eficaz y un tormento en averiguar la verdad acerca de ésa mujer perfecta que lo ama y que lo ha conquistado totalmente. Cuando en el alma de Ernesto quedó como el alma sin la luz que emana y todo porque en el suspiro de ese calor de un amor sosegado y muy en paz quedó como el desenlace fatal un amor que acaba de hallar Ernesto. Y Vivian acechando al alma de Ernesto quedó como la más ingrata fatalidad de ofrecer a todo un amor como que en el recelo de la verdad se aferró al instante de dar una sola conmísera atracción cuando se entregó en cuerpo y alma, pero, aún, Ernesto sin caer en el abismo ni en el precipicio autónomo en dar una sola insistencia de amar a ése hombre y todo por su dinero y no por su amor. Si Ernesto en el altercado frío de ver al cielo de maravilla sólo dio con la magia de un nuevo evento en su vida y es un amor como antes completo y en totalidad en amar fuertemente, pero, él prefiere averiguar la pura verdad. 

Vivian le tiende la cama a Ernesto y ella desea lo que más quiere todo mujer amar a su hombre en la cama y en la habitación donde se cuece de espantos nocturnos una sola verdad e insistente como la pureza de su alma y la ingenuidad que atrae a Ernesto siendo todo un marfuz de su parte. El funesto instante quedó como el alma sin luz sin un destino ni una conmísera atracción de atraer en el alma una sola verdad eficaz como el tormento en que se vive hoy. Ernesto sin caer en el abismo frío entre los brazos de Vivian cree que la vida es un destino álgido y tan frío como pensar que la vida de Vivian es inestable y sólo desea converger en averiguar la sola verdad. Sintiendo el desafío y el frío entre navegar sobre el mar perdido o naufragar y sin llegar a puerto seguro se siente como un total desafío delirante. Y Vivían quiere y desea amar a Ernesto cuando en el afán de creer en el alma a ciegas de la sola razón se convierte en un trance delictivo el querer llevar a la cama a Ernesto con todo sentimiento en querer la billetera de Ernesto. El dinero de Ernesto asciende a una buena y rica fortuna que le ha hecho en toda su existencia de vida trabajando para esa empresas que se dedica a  crear empresarios exitosos. Ernesto y Vivian se aman como dos amantes ocasionales, pero, en el alma de Vivian sólo desea que la ame y que su dinero sea para los caprichos de ella. Vivían en el afán de creer que Ernesto la ama y quiere llevar a Ernesto a la cama y a la habitación donde bajo el curtido sol se cuece entre las sábanas blancas de esa cama. Vivian cuece el alma en un destino y en un camino inocuo, pero, muy ambicioso y codicioso en el afán de obtener todo el dinero que posee Ernesto como una trepadora y más como zorra. La zorra de Vivian como así se hace llamar ella como un alias entre el destino de quedarse con muchas fortunas de muchos hombres, por los cuales, se han muerto ocasionalmente. Vivían como toda zorra, se siente como el desafío inerte y eficaz como el mismo tormento en querer sobrevivir como toda caza fortuna de hombres ricos. Vivian se aferra al delirio delirante de creer en el alma como una certeza de vivir en el alma con la luz que emana de su sentimiento y de su más profundo deseo en querer amar a Ernesto en esa desierta habitación llena de pasión y de un ocaso inerte que se cuece en el alma de calores cálidos se encierra el deseo inerte y fugaz de sentir y de presentir que la vida de Vivian se torna exasperada de tiempo y de un inerte porvenir incierto. Si Vivian se aferra a la idea más efímera de creer que el amor a toda costa se da como todo viento en la piel rozando y más la piel y el cuerpo donde se ama con pasión, con locura, con vehemencia, y con rico porvenir. Vivian no se detiene en la forma de creer en el alma sin sentir el recelo de la magia de dar una conmísera dulce atracción cuando el alma de Vivian y de Ernesto convidan tanto que se siente un amor fugaz como tormentoso y tan fabuloso. Cuando en el momento de Vivian se siente como el rico porvenir se siente como el ocaso inerte de dar una vida inerte como el ocaso de esa tarde cuando sólo desea amar a Ernesto y que él la ame con igual sentimiento. Vivian se aferró al frío dejando que el calor entre a su piel y a su cuerpo desnudando al rico corazón de una mujer tan zorra y trepadora como lo es ella con los hombres ricos y con su fortuna. Vivían en el trance de la verdad siente en su alma una osadía inerte de creer en el amor de Ernesto como un hombre rico y con olor nauseabundo del Mammón, el dios del dinero. Vivían sólo desea y quiere enamorar y conquistar apasionadamente a Ernesto como el hombre más rico que pudo hallar en su camino por compenetrar en el mundo de los negocios como una exitosa empresaria. Vivían en el ocaso desierto de esa cruel y vil habitación siente como el sol curtido entrar las sábanas más blancas como todo el cielo que dibuja a todo un sol inmenso. 

A Ernesto le llegan murmuraciones de ésa mujer llamada Vivian a su oficina. Vivian y la idea de creer en el amor a toda costa se viene abajo sintiendo que Ernesto sabe de la pura verdad que le embarga a la vida y a la esencia de Vivian en su propia alma. A Ernesto le vienen y le llega la idea de dar una conmísera atracción en perpetrar que las murmuraciones son un afán de dar con la verdad, pero, la sinceridad de Vivian se cuece en un sólo tormento de creer más en ella que en esas murmuraciones. Si Ernesto en el afán de creer en una creencia autónoma en una perfección de la vida pasada de Vivian y en una sola vida cuece Ernesto en el delirio de la fantasía cuando siente en al alma una gran decepción si la verdad es verdad. Las murmuraciones de ésa mujer llamada Vivian y que es el amor de Ernesto se siente como el desafío delirante en creer que la vida es importante como el ocaso inerte en una sola insistencia como el reflejo del espejo de su alma cuando su mente y sus ojos abren hacia lo inexplicable de creer que esas murmuraciones son reales. Ernesto se siente como la suavidad de creer en esas murmuraciones innatas y en una sola salvación connatural sin poder creer con el alma que esas murmuraciones sean verdaderas. Ernesto cree que esas habladurías son innecesariamente inciertas y que su mundo se debate en un incierto momento cuando en el alma y en el ocaso se siente como el delirio delirante de creer en el amor a toda costa y desea también en amar a Vivian como ella desea consumir a la relación. Ernesto se debate en un delirio delirante en creer en una sola verdad y tan efímera que cree que el tormento se viste de ansiedades inciertas cuando en el alma de Ernesto se cuece de calores cálidos cuando en el alma de ése joven se percibe como el desastre de ver y sentir que esas habladurías son ciertas como certeras. Y sintiendo Ernesto como el delirio de sentir que esas habladurías son ciertas como el recelo de la pura verdad, él se va de la vida y como de incierto perecer cuando en el alma de la verdad se siente y tan desafiante es la verdad de que esas murmuraciones sean ciertas como la verdad ingenua, inocente y tan pura. Y sintiendo Ernesto que esas murmuraciones se dan como la más certeza de todas cuando él averigua que la verdad de la vida de Vivian es intrascendente como es toda falsa. Ernesto ya sabe de toda la verdad acerca de la vida de Vivian una vida siendo la trepadora de la vida y siendo la zorra de la vida con ese alias llamada la zorra de la vida de los hombres ricos y quedándose con su fortuna como siendo la rica más poderosa de la ciudad. Ernesto ya sabe de toda la verdad, pero, aún, Vivían siendo la mujer de sus sueños con ojos y cabellos castaños continúa con la red de seguir el destino y el camino como seguir el juego a Vivian, pero, sin consumir la relación. Ernesto va y va desafortunadamente con la decepción a su costado por una verdad cierta como lo fue querer amar a ésa mujer llamada Vivian y siendo la mujer de los sueños de Ernesto se siente como desapercibido, incoloro y muy decepcionado. Ernesto se dio a la tarea de crear a toda una mujer empresarial como lo es Vivian desde que llegó y conoció a Ernesto cuando en esa reunión se presentó Vivian. Vivian es la mujer más ambigüa de todos los tiempos cuando se cuece el alma de Vivian de un tiempo en que el calor sólo lo da el sol y no la piel ni el cuerpo de un hombre. Si el alma de Vivian se cuece de toda una verdad tan cierta como la pura verdad y que el tiempo y el ocaso se da en esa tarde en la habitación donde se cuece el alma de Vivian en el tiempo y más en el ocaso inerte. Y es Vivian una trepadora y una zorra cuando es su alias el tormento de creer en el alma que es una caza fortuna de hombres ricos, por los cuales, se atormenta la vida y la idea de creer en la riqueza del hombre que cae rendido ante los atributos y belleza de Vivian y sí que han caído. 

Ernesto sin caer bajo la falda de Vivian se va lejos de la ciudad. Ernesto le expresa a Vivian que su intención no era abandonar al amor sino que se marcha lejos y solo, pues, la empresa en que él trabaja así lo amerita y todo era una mentira para Vivían. Ernesto se va solo hacia el extranjero sucumbiendo en un sólo trance cuando a la verdad que en el delirio autónomo, él sabe ya toda la verdad. Ernesto se marcha solo y en soledad y se siente como aquel sueño en poder hallar a una sola mujer con las características de la mujer ideal en los sueños de Ernesto. Ernesto se cuece de bondad incierta cuando en sus pensamientos sólo piensa en el error que cometió Vivían en su vida pasada. Si Ernesto desafortunadamente se cuece de ira como el tiempo y de un ocaso inerte cuando en el calor del sol se marcha con él. Ernesto se cuece de vindicta inminente de creer que se marcha lejos cuando Vivían sólo desea y quiere tener la fortuna de su dinero cuando en el afán desea convertir al amor en caza fortuna de hombres ricos. Ernesto se marcha lejos con saber que el destino se aferra al frío desconcierto en saber que su mundo y los ideales de Vivian no concuerdan jamás. La vida mísera de rica poderosa que posee Vivian se siente como el saber incierto de obtener la riqueza en fortuna de Ernesto. Ernesto se aferra a la idea en creer en el capricho de hallar al verdadero amor en contra de su propia voluntad cuando por vivir al acecho se cuece de un vil tormento y es poder hallar a la mujer de sus sueños dejando atrás toda desventura con Vivian. Si Ernesto se cuece de tormento cuando en el afán de vanagloria y de un triunfo se marcha lejos dejando estéril al corazón de Vivian y sin consumir la relación en hacer el amor con tanta pasión, vehemencia, vida y calor humano. La vida se cuece de tiempo cuando Ernesto se siente como el capricho autónomo en decidir lo que el triunfo y su logro han marcado trascendencia hacia marcharse lejos. La vida comienza en discernir la vida y la conmísera mala existencia en caer rendido ante tanta belleza de Vivian, pero, en el alma y en el corazón de Ernesto se aferra a la idea en saber aferrarse a la rica verdad de que el instinto de Ernesto se da a la tarea en edificar el amor a cuestas de hallar a otro amor en el extranjero que lo ame por su amor y no por su dinero. Vivian se torna intrínseca, exasperada e insípida cuando en el alma se siente como el deseo en querer atrapar a ése hombre llamado Ernesto. Vivían después de atrapar y conquistar la vida de Ernesto lo pierde todo incluyendo la vida, el amor y la fortuna de un buen hombre. Ernesto se marchó con el sol por el otero deseando ver el cielo y más al amor hermoso que la vida tiene predestinado para él, pero, en el extranjero. Ernesto se ve en la encrucijada de solventar a un amor en el extranjero cuando en el alma se siente como una luz inerte y tan suave como el deseo en saber que el amor llega como lía en el corazón, pero, lejos muy lejos de la realidad y de la verdad de la trepadora de Vivían. La trepadora de Vivian se aferra a la idea en querer solventar la forma y la manera de creer que Ernesto sabe toda la verdad acerca de ella y así que lo era. Cuando en el alma de Ernesto cree en el amor a toda costa de la verdad insensata de saber que el desafío es inerte como la verdad pura e inestable de ser como la verdad y la pureza. Vivian siente en su corazón una salida de odio, insípida e inestable como el deseo de coraje desde su propio interior cuando oscurece la luz del alma con una sola verdad inocua. La verdad se hizo como el insistente coraje en el corazón como la pureza de un amor quedó como la mujer caza fortuna de hombres ricos de la ciudad. Vivian se electrizó la forma y la voluntad en creer que el destino y el camino se aferró al desconcierto frío después de dar una sola verdad de que sí es la caza fortuna de hombres ricos de la ciudad. 

Ernesto sabe de la verdad que Vivían es una trepadora y una zorra y que en su mundo se llama con el alias ¨la zorra¨. Vivían es la que intercede entre el hombre rico y la fortuna de sus riquezas para ella quedarse con la fortuna y el hombre muere sin percatarse de la mujer caza fortuna con que se casan. Vivían la trepadora de hombres y ¨la zorra¨ se unen al compás de dar un camino o un destino frío en que el desatino se exaspera en creer en el combate de dar y de ofrecer que ser una caza fortuna es el delirio delirante de Vivían. Vivían queda vestida, sin novio y sin amor que le posee en el alma como luz en el ocaso inerte cuando en esa fría habitación queda sin amor y sin hacer el amor para consumir la relación entre Ernesto y Vivian. Vivian se da a la tarea de averiguar más acerca del viaje al extranjero, porque la espinita en el corazón en Vivian se siente como el desafío frío de sentir el suave desenlace de caer rendida ante la pura verdad que el destino se aferra a la idea en querer solventar que Ernesto se marchó lejos porque al saber de la verdad la ha dejado sola, sin el amor, sin la pasión, sin la vehemencia, sí la vida y el amor en el corazón y más sin la fortuna de su cuenta como la caza de fortuna de hombres ricos. Vivian llega a la habitación y es una tarde de ocaso con el sol curtido a cuestas por la ventana y en esas sábanas blancas donde el amor no se dio quedó su cuerpo malherido, adolorido e insípido y tan frío como el viento que se cuece por la ventana cuando Vivían toma un arma blanca y se hace una incisión oblicua en su corazón por perder en el amor, la pasión, y la vehemencia y por ser una trepadora y zorra que jamás entendió que con el amor no se juega.    

        

FIN

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