Me provocaste noches sin pegar ojo,
aunque sé que no fue tu culpa mi enojo.
Pero no te costaba nada dejar tu cerrojo,
sin cámaras en cada rincón, con infrarrojos.
Sé que no te importa,
que me busque a otra.
Confía en que lo haré,
pero ten cuidado a quién provocas.
Últimamente ya no es tan así,
de ti me empecé a olvidar.
Yo sola mi corazón cosí,
en ti dejé de pensar.
¿Qué clase de persona pensás que soy?
¿Que voy por la vida y doy?
Con quien no me llama, voy.
Mañana igual que ayer,
ayer igual que hoy.
No te deseo el mal, mi coronel,
pero si te encierran con un animal, lápiz y papel,
del otro lado de la jaula,
me encantará ver tu piel arder.
Es broma, solo un juego,
nada en contra tuya, desde luego.
Eso del fuego es para ciegos,
pero mañana a ti y a tu ego,
con placebos los manejo,
hasta un bodego.
Lo que pase ahí no lo veo,
si no encuentran tu cuerpo, me desapego.
De pie por un minuto, ruego,
y a la primera tonta que te encuentre, te entrego.
- Autor: alvx.vic ( Offline)
- Publicado: 15 de noviembre de 2024 a las 20:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮, La Bruja Irreverente, Eduardo Rolon, Josué Gutiérrez Jaldin, ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, alicia perez hernandez, El Hombre de la Rosa
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