El embrujo de la noche

Haz Ámbar

Nada mitiga el embrujo de la noche;

su asalto es un lujo del que estoy nunca a salvo.

El caer de su espuma se siente tan sádico

que sólo espero sin más que me arroje

a algún subterráneo.

Cuando la muerte me encuentre seré ya un extraño

amante de darte lo que tengo por dentro

y no pedir nada a cambio.

Yo soy lo que ofrezco porque de tiempo ando falto.

Me guardo en un frasco lo que regala este asfalto

ya quizás no tan fresco

pero siempre intentándolo.

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