INFORMACIÓN UNIFORMADA

Jorge Izquierdo

 

INFORMACIÓN UNIFORMADA

 

¡Eh, tú!

Sí, tú. A ti te digo.

A ti mismo me dirijo, 

a ti que te estoy viendo 

cómo invades la pantalla.

de mi televisor indefenso.

…Y con respeto indebido,

                       te comento:

No me impresiona tu atuendo, 

la corbata subrayando

ese impecable traje.

Has de mostrarte perfecto

ocultar con maquillaje

las miserias que presentas.

Que no detecte la audiencia

que vendiste tu conciencia

al diablo que paga la cuenta.

Te jactas de ser periodista,

siempre en pos de la verdad,

pero hace ya mucho tiempo

que se cambiaron las reglas.

Agachaste la cabeza 

y se hundió tu dignidad

entre unas cuantas monedas.

Mercenario del sistema,

Judas de la información,

mequetrefe del oficio;

Yo te nombro sin nombrarte

pues conozco bien tus metas.

 

El cuarto poder te seduce

y te erige en portavoz.

Todo está más que medido:

tu presencia, tu elocuencia,

la cadencia de tus gestos,

hasta el timbre de tu voz.

Encumbrado en tu poltrona 

ejerces el hipnotismo,

te convences a ti mismo

y convences a la masa,

manipulas a tu antojo

su manera de pensar.

Te codeas con los mandos

y formas parte del juego,

pero dentro del tablero

de este insólito ajedrez

eres tan solo un peón.

Date cuenta, piénsalo…

¿Acaso no ves dónde estás?

Siempre en la línea de fuego

defendiendo el interés 

que hace crecer la riqueza

de esas falsas sanguijuelas,

a costa de controlar

cuál debe ser la opinión 

de las pobres marionetas

que te prestan su atención.

 

Hace años fue la Iglesia

la que nos daba el sermón.

Jugaba con la ignorancia

y presentaba su mundo, su dios

como el único verdadero.

Imponía nuestros miedos,

encauzaba nuestros odios

y la desinformación, era el credo

para aumentar su poder.

                     Era un asunto de fe.

 

Hoy en día no ha cambiado

la manera de actuar.

Aunque seamos conscientes

de qué el dios que más creyentes

atesora, es el dinero,

seguimos anestesiados.

Es imposible apreciar

si es real lo que nos cuentan 

con los ojos tan cerrados.

¿Nos habrán inoculado

anestesia general?

 

Hay un refrán popular

que sabiamente nos dice:

"Cuando las barbas de tu vecino

veas cortar, pon las tuyas a remojar"

Pero no, podemos estar tranquilos;

hasta que no nos confirmen

cuál es su versión oficial,

aquí nada ha sucedido.

Y el que afirme lo contrario

es porque es un subversivo.

    

                LUJITAR  (5-11-23)

 

 

 

Ver métrica de este poema
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.