LA CASA DE LA ABUELA

* A todos nos ha de llegar el día de la despedida, pero cada vez que uno de nuestros familiares emprende el viaje del nunca regreso, la nostalgia nos hace recordar de dónde venimos. Permítanme esta catarsis.

La he visto al pasar… tan sola y triste

Escondida como siempre bajo los nobles palos de eucalipto

Al fondo altiva la terraza que recuerda

Los días felices y eternos que vivimos

En su techo de barro el moho resplandece

Y el bello vuelo de pájaros cantores a otros enternecen

Y aunque en su patio grande ya las rosas no florecen

Nuestro recuerdo grato está ahí … y no desaparece

Ya la vieja cocina no es la misma

De sus fogones de leña nada queda

Solo el recuerdo de los tiempos idos

Y un lamento o un sollozo repetido 

El cuarto de la abuela aún se conserva

En el lugar que siempre se mantuvo

Pero en su puerta que siempre estuvo abierta

Hoy un frío candado se lamenta

Del viejo comedor no queda nada

Ni el sillón de metal que lo adornaba

Y de los cuartos en que estaban nuestras camas

Solo quedan recuerdos y nostalgias

El terreno se ha secado por completo

Pasó el tiempo de arados y cultivos

Y de la vieja amiga que a veces visitaba

Seguro y como la casa de la abuela

Murió triste, vencida y desolada

Ya no hay peras ni manzanas en el huerto

Solo un puñado de hojas que resecan

Y de aquel aljibe de aguas cristalinas

Su manto seco se convirtió en espinas

La he visto al pasar y no la olvido

La vieja casa de tiempos encantados

Añorando a la mujer más bella que recuerdo

La dulce abuela que abrazaba con cariño

Otras voces se escuchan a lo lejos

Otros seres habitan sus entrañas

Y al pasar una vez más vuelvo a mirarla

Queriendo encontrar a los viejos que yo amaba

Poco a poco se cierran los caminos

Y se acaban los sitios de llegada

Ya en el pueblo no hay lugar para extraños

Tan solo aquella tumba familiar que nos reclama.

RAFAEL BLANCO LOPEZ