Un corazón no muere por la ausencia,
ni porque el tiempo borre su latido;
muere lento, perdiendo su esencia,
si late sin sentido, consumido,
como una sombra rota en su demencia.
Es triste el pulso cuando ya no encuentra
la razón que algún día lo encendía;
queda un eco vacío en su tormenta,
un tambor que golpea en agonía,
una pena que al pecho lo desmiembra.
Muere el corazón al perder su camino,
al volverse un compás desorientado;
su fuerza, que en amor fue su destino,
se marchita en su pulso abandonado,
y cae sin luchar en su destino.
Es mejor morir en fuego y sin lamento
que latir sin pasión, solo y perdido;
pues un latir sin amor es un tormento,
una herida que en el pecho va escondido,
un dolor sin fin, un triste sufrimiento.
- Autor: El Corbán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de noviembre de 2024 a las 13:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, dondeelyayabo, Eduardo Rolon, ElidethAbreu, Antonio Pais, MISHA lg, Mauro Enrique Lopez Z.
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