Mis días están hechos de tardes de café,
en las que despierto del sueño a mis ideas,
y de madrugadas de apacible soledad,
en las que voy dando forma a mis sueños.
Cada vez que reposan mis sentidos en el silencio
descubro el tiempo y su inexorable travesía.
En cada minuto busco llenar el día de palabras:
Las que me digo y las que me dice la poesía.
Tengo un pacto con los poetas que han venido
a esta fiesta interminable de días sin calendario.
Ellos prestarán a mis palabras sus acentos,
Y yo le daré crédito a sus inacabadas letras.
Pero, nada me aviene a las puertas del olvido,
porque todos están vivos en mi recuerdo.
De mí se dirá que soy todos ellos y ninguno,
mañana, cuando se haga recuento de mis días.
Hoy, búscame en las notas inertes de mi gracejo,
en los obtusos lamentos que hay en mi fraseo,
en la inconstante lluvia que rebota de mis trazos,
en la cópula que surge de mis arrebatos.
Agua inasible que baña los frutos del deseo.
Aprehensión al dolor que viene de la tierra.
Nube que se desliza por la esfera celeste.
Y una pizca de alegría que nació con mi nombre.
Yo viviré en la morada de todos los poemas,
y, si algo queda de mí después de los versos,
pintaré las horas de un día sin atardeceres,
con la misma tinta que imprime mis anhelos.
Si me viene mañana la muerte que sea escribiendo.
Si me viene hoy la vida que sea diciendo esto.
- Autor: Carosif (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de noviembre de 2024 a las 02:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Paris Joel, Mauro Enrique Lopez Z., Eduardo Rolon, Josué Gutiérrez Jaldin, JAGC, El Hombre de la Rosa
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