Quizás, los huesos sean más pesados,
pero frágiles,
como las raíces del pensamiento
como el corazón que pierde latidos.
La nostalgia te toma de la mano,
sus huellas te llevan al limite
de dolor escondido,
el mañana una mueca sin respuesta
un gesto parecido a un encuentro.
“Nunca supe cuándo llego,
giraba al compás de la brisa,
parecido a un pétalo o abeja,
se posaba en cada flor,
danzaba tardes enteras
como quien busca un horizonte
que no existe.”
Alguien dijo: "Tienes hambre",
un hambre que no se calma,
una abeja sin colmena,
una flor que no sabe su nombre.
Estaba en su jardín,
sus ojos no podían verla,
la percibía, giraba entre el polen
acompañada de la brisa
tenía un hilo que la ataba
pero comprendía su libertad,
en un hábitat sombrío.
“Quédate”, le dije,
“mi jardín será tuyo cuando yo me marche.
tu vuelo será libre y tu refugio eterno.”
Ella detuvo su vuelo:
“No puedo quedarme sin ti,” respondió,
" nadie cuida este jardín como tú.
Tus manos saben del tiempo y el cuidado,
conocen el dolor de las raíces
y la alegría de ver brotar un pétalo.
“Sin ti, este jardín, un silencio.
si te marchas, iré contigo.
estaremos juntos en otro jardín,
allí donde las flores no mueren.”
El aire tempestuoso suelta cadenas.
El murmullo del viento,
un viaje sin fin,
una abeja que busca,
una flor espera,
basta conocer las manos.
- Autor: OscarCampos ( Offline)
- Publicado: 18 de noviembre de 2024 a las 15:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, WandaAngel, ElidethAbreu, Texi, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa
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