Se acerca la hora de marchar…
De alejarnos en silencio.
De volar cual invisibles ángeles que despiden madrugadas y noches estrelladas.
Porque el tiempo acaba como empieza y el claro cielo oscurece en la tormenta.
Así la vida compartida se desliza tan silente y parca como un beso que no aflora.
Pues sentimos caminos diferentes.
Y el café ya no lo bebemos gota a gota.
Porque el afán de cada día está presente.
Y la caricia tierna se ha perdido entre las ropas.
Los motivos se perdieron en penumbras.
Ya cansados de vivir de nuestras cosas.
Y la fiesta de tenernos se termina.
Al sentir que nuestra vida… ya es otra.
No es necesario volver a inténtalo nuevamente
Ni derrota pretender otro sendero.
Pues el amor ha de llegarnos sin buscarlo
Como aquel día en que enloquecimos por completo
Y aunque sé que el intento martiriza
No volveré mis pasos hacia ti… amada mía
Porque en esta triste y anunciada despedida
No contemplo mi vida…
¡Sin el encanto eterno de tu mágica sonrisa!
Rafael Blanco López
- Autor: Luis Rafael (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de noviembre de 2024 a las 16:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 47
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Josué Gutiérrez Jaldin, Eduardo Rolon, ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z., Ricardo Castillo., El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Un popurri de emociones, un depertar de semtimientos.
¡Me gustó!
Shalom, colega de la pluma
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