En la vastedad del cosmos y el fluir del tiempo,
un Hijo divino, en humildad sublime,
reflejó la luz de un Padre eterno y grande,
y en su caminar terrenal, mostró el camino.
No buscó laureles ni aplausos mundanos,
sino que, en servicio, su vida entregó,
como un faro guía a los barcos perdidos,
así él a los hombres por amor guió.
En cada palabra, en cada milagro,
la esencia del Padre se podía sentir,
y en su sacrificio, en el madero del calvario,
un acto de amor se llegó a cumplir.
Por él fue creado el cielo y la tierra,
por él se sostiene el pulso del mar,
y aún así, se humilló hasta la muerte,
para en su morir, a muchos salvar.
No como un señor que busca ser servido,
sino como siervo de la humanidad,
él vino a enseñarnos el valor del servicio,
y en su ejemplo, la verdad hallar.
Su bautismo fue un recuerdo celeste,
de días gloriosos junto a su Creador,
mas no se aferró a su divino precepto,
sino que eligió un sendero de amor.
En parábolas habló de reinos y semillas,
de hijos pródigos y ovejas perdidas,
cada historia una ventana a las maravillas,
de un reino de paz, por siempre prometidas.
Y aunque era el Hijo, no obró por su cuenta,
sino que en cada paso, al Padre honró,
y en su humilde entrega, la grandeza se cuenta,
de quien siendo todo, nada se consideró.
Así, en su camino, nos dejó una senda,
de humildad y servicio, de amor y pasión,
y en su voz aún resuena la promesa,
de un reino de justicia, sin opresión.
Sigamos sus huellas, su mensaje vivamos,
en cada gesto de amor y compasión,
y al mirar al cielo, recordemos que amamos,
porque él nos amó, con eterna devoción.
- Autor: Yeshuapoemario ( Offline)
- Publicado: 19 de noviembre de 2024 a las 07:34
- Comentario del autor sobre el poema: El Hijo no puede hacer ni una sola cosa por su cuenta, solo hace lo que le ve hacer al Padre (Juan 5:19). Jesús siempre se vio a sí mismo con humildad y equilibrio. Antes de venir a la Tierra, hizo muchas cosas maravillosas en su servicio a Jehová. Colosenses 1:16 dice que “por medio de él todo lo demás fue creado en los cielos y en la tierra”. Al parecer, en el momento de su bautismo Jesús recordó cosas que había hecho cuando estuvo en el cielo con su Padre (Mat. 3:16; Juan 17:5). Pero no se volvió orgulloso al recordar todo eso. De hecho, nunca se comportó como si fuera superior a los demás. Les dijo a sus discípulos que no había venido a la Tierra “para que le sirvieran, sino para servir a los demás y para dar su vida como rescate a cambio de muchas personas” (Mat. 20:28). Admitió que no podía hacer ni una sola cosa por su cuenta. ¡Qué humilde fue Jesús! ¿Verdad que queremos seguir su buen ejemplo? w22.05 24 párr. 13.
- Categoría: Religioso
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