Corazón

pasaba

Pero qué locura , quién al rojo te confió. 

Quién te hizo órgano de la pasión,

Quién te encargó ser sincero y noble.

Quién te ha dicho que latas

y que te lamentes hoy de tener

ciega la razón.

Quién  con dardo hábil en soledad y quebranto te transformó.

Quién te dijo que le quieras y que tus tejidos centinelas son. 

Pero qué locura,  él no escucha tu bermeja petición...

Pero qué locura ! hoy abierto y en carne viva te arrancas a cuajos toda ilusión.

Pero qué locura, no tienes cura,

y al mundo te asomas, ¡ vaya teatro ! cuando se cierra el telón.

Tiemblas y suspiras ¡ pobre corazón ¡

Sangras y te ocultas, ya no puedes más.

Pero qué locura, quién te está matando corazón.

Pero quién te ha puesto miserable y triste.

cargando a cuestas un  maletín ribeteado de dulzura y lleno de desilusión.

Quién en tus arterias letal veneno inyectó.

Quien en tus palabras el sonido ahogó

Pero qué te está pasando mi pobre corazón, por tus venas sin torrente un ángel, un duende, o el mismo diablo se metió.

Mal misterioso que tus venas carcomió.

Mueres  corazón bajo el rojo de la pasión.

Mueres en sangre,  corazón de lata,

Que todo es vano y ciega al amante escarlata de la pasión. 


Sabag, palabras escapándose.

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Comentarios +

Comentarios2

  • Alexandra L

    Bellas letras, plenas de sentir, mas el corazón no escucha, no entiende de razones, solo sabe amar a su amor, gusto leerte.


    Saludos, feliz día, Alex.

    • pasaba

      Un corazón de hojalata !
      Un beso mi querida poeta. ❤️

    • Carlos Eduardo

      LO GANADO
      Vinícius de Moraes

      Nos queda, por encima de todo, esa capacidad de ternura
      esa intimidad perfecta con el silencio

      Nos queda esa voz íntima pidiendo perdón por todo

      Perdónalos porque ellos no tienen la culpa de haber nacido

      Nos queda ese antiguo respeto por la noche, ese hablar bajo
      esa mano que tantea antes de tener, ese miedo de herir tocando,
      esa fuerte mano de hombre llena de suavidad para con todo cuanto existe

      Resta esa inmovilidad, esa economía de gestos, esa inercia cada vez mayor delante del Infinito,
      esa tartamudez infantil de quién quiere exprimir lo inexprimible.
      ese irreductible rechazo a la poesía no vivida

      Resta esa comunión con los sonidos, ese sentimiento
      de la materia en reposo, esa angustia de la simultaneidad
      del tiempo, esa lenta descomposición poética
      en busca de una sola vida, una sola muerte, un solo Vinicius

      Resta ese corazón quemando como un cirio en una catedral en ruinas,
      esa tristeza delante de lo cotidiano; o esa súbita alegría
      al oír pasos en la noche que se pierden sin historia

      Resta ese deseo de llorar delante de lo bello,
      esa cólera en la cara de la injusticia y de los malos entendidos

      Resta esa distracción, esa disponibilidad, esa vaguedad
      de quién sabe que todo ya fue y no volverá a ser como será
      y al mismo tiempo ese deseo de servir
      esa contemporaneidad con el mañana de aquellos que no tuvieron ayer ni hoy

      Resta esa facultad indomable de soñar
      de transfigurar la realidad, dentro de esa incapacidad
      de aceptarla tal como es, y esa visión
      amplia de los acontecimientos, y ese impresionante
      e innecesario presagio, y esa memoria anterior
      de mundos inexistentes, y ese heroísmo
      estático, y esa pequeña luz indescifrable
      la que a veces los poetas dan el nombre de esperanza

      Resta ese deseo de sentirse igual a todos
      de reflejarse en las miradas sin curiosidad y sin memoria

      Resta esa pobreza intrínseca, esa vanidad
      de no querer ser príncipe sino uno más en el reino

      Resta ese constante esfuerzo para caminar dentro del laberinto
      ese eterno levantarse después de cada caída
      esa búsqueda de equilibrio en el filo del cuchillo
      ese terrible valor delante del gran miedo, y ese miedo
      infantil de no tener ningún valor

      Marcus Vinícius da Cruz de Melo Moraes / Vinícius de Moraes, nació en Río de Janeiro, Brasil el 19 de octubre de 1913 y falleció en Río de Janeiro, 9 de julio de 1980)

      Un dulce abrazo poetiza Princessa

      • pasaba

        Que belleza de texto, “ Resta ese constante esfuerzo para caminar dentro del laberinto
        ese eterno levantarse después de cada caída
        esa búsqueda de equilibrio en el filo del cuchillo
        ese terrible valor delante del gran miedo, y ese miedo
        infantil de no tener ningún valor” es simple y llanamente magnífico.



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