MANUAL PARA DESARMAR A UNA SICÓLOGA

Jean Amador

Te sientas como si no doliera,

como si tus silencios fueran espejos

donde nunca te miras.

Te hablo,

y tus ojos analizan,

pero detrás de esa armadura de preguntas

hay una niña

que tiembla con el peso de lo que calla.

 

¿Qué haces cuando nadie te escucha?

¿A quién le hablas cuando tu lengua

ya no sabe envolver verdades en terciopelo?

Hay noches, lo sé,

donde la cama no es un refugio,

sino un campo de batalla.

Donde tus manos buscan

lo que no encuentran en otros cuerpos:

una tregua,

un pulso que no diagnostique,

una piel que no evalúe.

 

Pero te pierdes en la teoría,

en el catálogo de emociones

que clasificas sin sentir.

Porque eres más experta en las grietas ajenas

que en el abismo propio.

¿Y quién desmenuza tus miedos,

quién escribe sobre la herida

que no admites tener?

 

No necesitas sexo,

necesitas que alguien te toque

como si fueras más que un rompecabezas

de traumas y anhelos inconclusos.

Que te mire sin buscar el diagnóstico

en tus pupilas.

 

Pero yo no soy esa cura,

no soy la pieza faltante

ni el bálsamo para tu dolor crónico.

Soy solo el eco que te recuerda

que incluso las mentes más brillantes

se apagan

cuando la soledad les susurra demasiado alto.

 

Sigue.

Habla de mí en tus sesiones futuras.

Di que fui el caso que no pudiste cerrar,

la pregunta sin respuesta.

Y cuando estés a solas,

en la penumbra de tu mente,

sabrás que este poema

fue el espejo

que

te devolvió toda la verdad

que nunca quisiste ver.

 

 

  • Autor: Jean Amador (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 21 de noviembre de 2024 a las 00:11
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 1
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