LA LLAMA QUE NO MUERE

El Corbán



Llegaste cual brisa de dulce mañana,

y mi alma, sedienta, halló su fontana.

El cielo, que oía mi amarga oración,

te trajo a mis días con fiel devoción.

 

¡Oh, gracias le doy a la vida prestada,

pues ya no le pido ni sueño con nada!

Tú vales por todas, mi faro, mi guía,

la luz que da forma a mi melancolía.

 

Tu amor sin reservas, un pacto divino,

mi pecho lo guarda cual santo destino.

Y aunque la ironía adorne mi rima,

mi dicha contigo no tiene cima.

 

Tus ojos, dos llamas que apagan mi miedo,

en ellos se quiebra mi oscuro enredo.

No cambio esta forma que en mí haces arder,

ni el cielo me ofrece mayor que tu ser.

 

Así, mientras viva, mi verso será

la llama que enciendas y nunca se va.

Tú sacias mi sed, tú, mi razón,

y en tus brazos muero con adoración.

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Comentarios +

Comentarios1

  • EmilianoDR

    Perfectas imagen y letras amigo poeta, esa llama encendida en ti que nunca se vaya.

    Saludos cordiales.



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