Un cuchillo afilado basta
para delinear el corte de mis sueños
y así separarlos de mí.
Una libra de corazón
haría falta para completar
el plato favorito
de quien nunca me amó.
Un costillar entero,
con cartílagos incluidos,
no bastaría para suspirar
lo que duelen las noches.
¿Quién es el carnicero?
Quisiera felicitarlo.
Ha perfilado bien las carnes,
el peso es el adecuado
para seguir viviendo
y muriendo al mismo tiempo.
No, ya no quiero vísceras.
Me he hastiado de ellas.
Después de todo,
en ellas se concentró el recuerdo
de lo que no pudo ser,
y me desgarró al partir.
Uno debe reconocer
cuándo queda
con la suficiente esperanza
para ir al doctor
y tratar de prolongar la vida,
o cuándo ir al carnicero
y convivir con la tortura
del despedazamiento.
- Autor: A.Z. Santhiago (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de noviembre de 2024 a las 18:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: JavierManjarres, Josué Gutiérrez Jaldin, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., Francisco Javier G. Aguado 😉, Maxi Aristarán
Comentarios1
Asi es, en las viscera se encuentra el dolor y la ira
De ahí que fermentan tan bien.
Gracias por comentar. Saludos.
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