Duele.
Duele como si me arrancaran la piel,
como si cada respiración
fuera una cuchilla entrando en mi
pecho.
El aire es veneno,
y yo, su presa voluntaria.
Arde.
La sangre me llama con voces rotas,
me promete el fin,
un fin rojo, tibio, definitivo.
Me tienta con su brillo de cuchillo,
me susurra que allí,
en lo oscuro, no duele.
EI vacío me devora,
no rápido, no de un mordisco.
Me come lento,
como quien saborea su comida favorita,
despellejando cada rincón de lo que fui,
hasta que no queda más que ceniza.
Me odio.
Odio estas manos cobardes,
que tiemblan antes de atreverse,
que se aferran a nada
porque nada es lo único que conocen.
Odio este rostro en el espejo,
esta cara que sonríe
cuando por dentro todo muere.
Y en la noche,
cuando el silencio es insoportable,
el llanto me ahoga,
me abraza como una madre ausente,
me arrulla con palabras que desgarran:
"Todo esto es culpa tuya."
Y yo lo sé.
Lo sé mientras mi cuerpo tiembla,
mientras deseo apagarme,
ser nada,
ser nadie,
desaparecer.
- Autor: Daniela.Torres ( Offline)
- Publicado: 22 de noviembre de 2024 a las 03:10
- Categoría: Triste
- Lecturas: 1
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