En el madero, colgando, el alma en pena,
un hombre a otro, en su final, cuestiona,
sobre el temor divino y su corona,
en el ocaso de una vida llena.
"¿Acaso no le tienes temor a Dios?",
pregunta el uno, con su fe desnuda,
al Hijo del Hombre, cuya luz no duda,
en el umbral del fin, sin voz ni adiós.
Era judío, sí, de la antigua estirpe,
que a un solo Dios, en el cielo, adscribe,
más otros muchos dioses, la gente oran.
Y aunque Jesús a Israel se dirigía,
a este hombre, la esperanza no le huía,
creyendo en la resurrección que mora.
Porque a los muertos, Dios prometió vida,
y este ladrón, en su fe decidida,
ve en Jesús, rey futuro, su esperanza.
Quizás sabía, por su sangre hebrea,
que Jehová a su Hijo no le negaría,
la gloria eterna, tras la muerte fea.
Y en su arrepentimiento, ve el Paraíso,
no en cielos lejanos, sino en suelo preciso,
un jardín terrenal, de Adán reminiscencia.
Así, en su último aliento, busca clemencia,
esperando en la tierra, un nuevo inicio,
tras el velo mortal, hallar el edén perdido.
En Lucas se narra, con palabras claras,
la promesa de un jardín, que a la tierra amarras,
donde el hombre y la divinidad se abrazan.
Y este hombre, junto a Jesús colgado,
en su fe y su temor, bien arraigado,
espera en la muerte, la vida que renace.
Así, en el madero, dos destinos se cruzan,
uno, en su fin, al otro interpela,
sobre el temor a Dios, que todo consuela,
en el último acto, que a la eternidad nos empuja.
- Autor: Yeshuapoemario ( Online)
- Publicado: 22 de noviembre de 2024 a las 07:13
- Comentario del autor sobre el poema: ¿Acaso no le tienes ningún temor a Dios? (Luc. 23:40). Probablemente, el delincuente arrepentido que estuvo colgado junto a Jesús antes de morir era judío. Los judíos adoraban a un solo Dios, pero la gente de otras naciones creía en muchos dioses (Éx. 20:2, 3; 1 Cor. 8:5, 6). Si este delincuente no hubiera sido judío, la pregunta del texto de hoy podría haber sido así: “¿Acaso no les tienes ningún temor a los dioses?”. Además, como a Jesús se le envió a “las ovejas perdidas de la nación de Israel”, por lo general no les predicaba a personas de otras naciones (Mat. 15:24). Y Dios les había revelado a los israelitas que él resucitaría a los muertos. Tal vez el delincuente arrepentido lo supiera, y sus palabras indican que él entendía que Jehová resucitaría a Jesús para gobernar en el Reino de Dios. Por lo visto, ese hombre tenía la esperanza de que Dios también lo resucitaría a él. Si era judío, conocía la historia de Adán y Eva. Por eso puede que pensara que el Paraíso que Jesús mencionó en Lucas 23:43 sería un hermoso jardín aquí en la Tierra (Gén. 2:15). w22.12 8, 9 párrs. 2, 3.
- Categoría: Religioso
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