¡Padre! Quiero que sea como antaño
cuando mis necesidades colmabas,
mis caprichos perniciosos negabas
y así me alzaba a superior peldaño.
¡Padre! que nada me arrastre al engaño,
diligente administración, sin trabas,
de tus dones, de mí, ahora recabas,
pues malversarlos sería mi gran daño.
Vuelvo a ser niño aplicado y afanado,
que en aprender halla su gran fortuna
y su gran anhelo es ser bien mandado.
Manso y humilde a ti me he subyugado
y, aliviado al atender tu oportuna
llamada, mi alma descanso ha encontrado.
- Autor: José Gomariz Fenoll (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de noviembre de 2024 a las 09:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, JAGC, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, EmilianoDR
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