CAE LA VESTIMENTA

GDA

Cae la vestimenta -de tu dermis- cuando te acaricio,
y en la firmeza de mi ser se exaltan tus cumbres,
donde pulula el polen de las ninfas con rumor de enormidad…
¡oh valquiria!, que agradablemente tienes los hábitos
de cabalgar sobre mis llanuras donde enciendes delirios
de efervescencia, con libertad y plenitud palpas lo que se oculta
dentro de mi ser y que te aguarda para unir nuestras naturalezas
entre gimoteos y sollozos sobre el altar que ausculto
en tu vientre, donde hallan los dioses complacencias…
¡oh guerrera!, transmútate en la deidad de mis ensueños,
quedando en posesión de la flecha que injerté en tus entrañas,
que el premio del cielo por la locura de tus empeños
es el éxtasis que de ti se derrama y así me empapas
de tu sensualidad en el sortilegio de tus pergeños.

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