Verde

pasaba

Quisiera beberte como leo tus poemas,
Ocre y tinta es tu recuerdo, 
Verde pantano mi alma de no verte
Quisiera verte y en mi tiempo retenerte,
Verde mujer soy y sin tus colores 
 yago triste de no tenerte.
Quisiera decirte que nos faltamos, que somos ausencia,
Que las cosas aquí están como fijas,  nos faltamos y  en las paredes del mundo nos herimos, 
quisiera decirte que somos tierras frías que se derrumban en tragedias sin epicentro, en centros sin interés, en intereses creados muchas veces al revés.
Quisiera decirte que en tus palabras encuentro
curiosos tatuajes, imágenes resbalando de fragiles estribos.
Quisiera de nuevo ver la tempestad en las flores, 
el fuego quemar  las rojas genistas,
Y entre rimas preguntar dónde se esconde la rosa, dónde la brisa  y el calor que solo daba tu risa.

P. Sabag.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios5

  • Alexandra L

    Sencillamente hermoso, suave melancolía, añoranza a flor de piel, gusto leerte.

    Saludos, feliz tarde, Alex.

    • pasaba

      Alex querida, tus comentarios son siempre tan agradables, alentadores y para mí un orgullo viniendo de tan distinguida pluma.
      Besos

    • ElidethAbreu

      Patricia, hermoso poema del color de mi vida que es el verde, me gustan todos sus tonos y el verde botella es uno de los favoritos. Soy una mujer verde en definitiva.
      Gracias por tus letras.
      Abrazos.

      • pasaba

        Buenas tardes Elideth mi poeta verde. Que por cierto es un color precioso y abriga la esperanza.
        Te agradezco tu comentario.
        Un abrazo cariñoso.

      • Carlos Eduardo

        Verde que te quiero verde…
        Federico García Lorca
        A Gloria Giner
        y
        A Fernando de los Ríos

        Verde que te quiero verde.
        Verde viento. Verdes ramas.
        El barco sobre la mar
        y el caballo en la montaña.
        Con la sombra en la cintura,
        ella sueña en su baranda,
        verde carne, pelo verde,
        con los ojos de fría plata.
        Verde que te quiero verde.
        Bajo la luna gitana,
        las cosas la están mirando
        y ella no puede mirarlas.

        *

        Verde que te quiero verde.
        Grandes estrellas de escarcha
        vienen con el pez de sombra
        que abre el camino del alba.
        La higuera frota su viento
        con la lija de sus ramas,
        y el monte, gato garduño,
        eriza sus pitas agrias.
        Pero ¿quién vendrá? ¿Y por dónde?…
        Ella sigue en su baranda,
        verde carne, pelo verde,
        soñando en la mar amarga.
        —Compadre, quiero cambiar
        mi caballo por su casa,
        mi montura por su espejo,
        mi cuchillo por su manta.
        Compadre, vengo sangrando,
        desde los puertos de Cabra.
        —Si yo pudiera, mocito,
        este trato se cerraba.
        Pero yo ya no soy yo,
        ni mi casa es ya mi casa.
        —Compadre, quiero morir
        decentemente en mi cama.
        De acero, si puede ser,
        con las sábanas de holanda.
        ¿No ves la herida que tengo
        desde el pecho a la garganta?
        —Trescientas rosas morenas
        lleva tu pechera blanca.
        Tu sangre rezuma y huele
        alrededor de tu faja.
        Pero yo ya no soy yo,
        ni mi casa es ya mi casa.
        —Dejadme subir al menos
        hasta las altas barandas;
        —¡Dejadme subir! dejadme
        hasta las verdes barandas,
        Barandales de la luna
        por donde retumba el agua.

        *

        Ya suben los dos compadres
        hacia las altas barandas.
        Dejando un rastro de sangre.
        Dejando un rastro de lágrimas.
        Temblaban los tejados
        farolillos de hojalata.
        Mil panderos de cristal
        herían la madrugada.

        *

        Verde que te quiero verde,
        verde viento, verdes ramas.
        Los dos compadres subieron.
        El largo viento, dejaba
        en la boca un raro gusto
        de hiel, de menta y de albahaca.
        ¡Compadre! ¿Dónde está, dime,
        dónde está tu niña amarga?
        ¡Cuántas veces te esperó!
        ¡Cuántas veces te esperara
        cara fresca, negro pelo,
        en esta verde baranda!

        *

        Sobre el rostro del aljibe
        se mecía la gitana.
        Verde carne, pelo verde,
        con ojos de fría plata.
        Un carámbano de luna
        la sostiene sobre el agua.
        La noche se puso íntima
        como una pequeña plaza.
        Guardias civiles borrachos
        en la puerta golpeaban.
        Verde que te quiero verde.
        Verde viento. Verdes ramas.
        El barco sobre la mar.
        Y el caballo en la montaña.

        Romancero gitano, 1928

        Muchos cariños Patricia
        Verde que te quiero verde

        *Linda foto: avispita - esfécidos (Sphecidae)

        • pasaba

          Gracias Carlos por tu gran generosidad y cariño.
          Un beso y feliz tarde. 💐💐🌷🌸

        • María C.

          Es como una plegaria que brota del sentimiento del alma.

          Saludos cordiales.

          • pasaba

            Muchas gracias 💙💐

            • María C.

              Saludos

            • David Arthur

              ...Quisiera decirte que en tus palabras encuentro
              curiosos tatuajes, imágenes resbalando de fragiles estribos.....

              hermoso y sentido poema Patricia

              Saludos y feliz fin de semana
              David

              • pasaba

                Buenas noches David, muchas gracias 😍



              Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.