Sala de embarque

Ricardo Castillo.


AVISO DE AUSENCIA DE Ricardo Castillo.
"Yo no sé leyendas de antigua alegría, sino historias viejas de melancolía".
Antonio Machado.

"Sala de embarque"

Estoy aquí sentado,
en la sala de embarque del aeropuerto de San Salvador,
esperando con desasosiego un vuelo a Lima.
Me dan pánico los aviones;
prefiero el vuelo tempestuoso de los pájaros
que agitan mi cabeza.

Pienso en lo pequeñitos que somos en el mundo
y, al mismo tiempo, en nuestra grandeza inmaterial.
¿Puede un ave de metal trasladar esta sustancia etérea a su destino,
que ya desde sus sueños rumia los versos no nacidos?
¿Podrá mover de Centro a Sur los sueños
que aún no pertenecen a la memoria del mundo?

Mientras tanto,
convertido en insomne sombra,
velo el descanso del otro que mañana seré.
Así debe ser su sueño:
despreocupado de toda travesía,
antes de habitar la fragilidad de la piel,
antes de marchar lentamente hacia los huesos,
y más allá, y acá, del pensamiento.
¿Para qué atormentarlo con mi incertidumbre,
si pronto despertará con el olvido en otra tierra?
Y, ¿acaso necesita un falso pájaro para alzarse?
No.
Él vaga desde siempre y para siempre,
incorpóreo, imperecedero,
en la oscuridad de los ojos cerrados del cielo,
en la muerte de una estrella que persiste en sus destellos,
en el índice de un niño que redibuja una estela en el cielo.

Heme aquí,
alado como guardabarranco cejiazul,
¡pájaro-reloj!
Sobrevolando esta sala de angustia.

Ya se escucha el llamado de abordaje,
y mis temores abrazan con fuerza
a este frágil cascarón de carne
que pronto alzará el vuelo...

San Salvador, 28 de noviembre de 2024.
En la puerta de embarque.

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Comentarios2

  • El Hombre de la Rosa

    GENIAL Y PRECIADO TU HERMOSO VERSAR ESTIMADO POETA Y AMIGO RICARDO CASTILLO
    RECIBE UN ABRAZO DE TU AMIGO CRÍSPULO DESDE TORRELAVEGA
    EL HOMBRE DE LA ROSA

    • Ricardo Castillo.

      Gracias poeta y amigo Críspulo. Recibo con gratitud y profundo cariño tu abrazo torrelaveguense, y desde la distancia, te envío otro cargado de afecto y admiración.

    • María C.

      Oh me has hecho pensar en mi hermano en paz descanse, tenía pánico a volar y por su trabajo tenia que volar mucho a Nueva York, una vez se incendio el ala del lado que el estaba en la ventanilla,, lo paso fatal, pero salieron ilesos todos.
      A mi me encantaba volar con mi chico, mi esposo, hicimos un vuelo de 10 horas para ir a Nueva York y la verdad miedo a volar no he tenido ahora ni puedo volar por el '0'money'' ni ganas sin él, no deseo viajar ni conocer a nadie ni lugares lejanos ni cercanos.
      Un abrazo

      • Ricardo Castillo.

        Mari, querida amiga y poeta, entiendo el pánico que mencionas de tu hermano sempiterno. Yo también viví un incidente en el que el avión estuvo a punto de caer, y desde entonces mis miedos se acrecentaron. Por motivos laborales debo desplazarme por toda América Latina y, en ocasiones, hacia Europa, y debo confesarte que los vuelos sobre el Atlántico me generan una gran inquietud. Afortunadamente, en esta ocasión el viaje fue corto y tranquilo, ahora me encuentro descansando en mi destino. Te envío un cálido abrazo, amiga.

        • María C.

          Cmrendo el miedo, en el avión un día habíia una señora que empezó a chillar porque hubo turbulencias, tuvieron que atenderla las azafatas porque estaba histérica.

          Toma un relajante para calmar esa inquietud, se lo dices al médico de cabecera.

          Deseo que el próximo vuelo que tengas que hacer, que sea tranquilo,

          • Ricardo Castillo.

            Muchas gracias por tus palabras y por compartir esa experiencia. Espero que, como dices, mi próximo vuelo sea más llevadero. Gracias nuevamente por tu comprensión y buenos deseos. ¡Abrazos alados!

            • María C.

              Si lo será, dicen que los miedos hay que afrontarlos, y tú lo haces subiendo cada vez a esos bicharracos metálicos.
              Una buena semana te deseo.



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