Flores

Flores 

Silencio os pido por la clemencia de las flores olvidadas de la penumbra día. 

Es la vía de las cosas aunadas del ocaso.

De la sapiencia totalitaria de los pensamientos olvidados, no hemos de partir en las líneas vacías de un naufragio abatido por las tormentas de la hora uno. 

Si al parecer olvidamos las costumbres nuestras, que se arrastran en la melodía serena de nuestros alientos. Es la cosa más dulce y silenciosa que el nombre que huye hacia el mundanal de los sueños escabrosos. 

Silencio, os pido que es el comienzo de la danza uno. Tan solo se mece en los arroyos a suplicar a nuestros seres del misterio. Tan solo busca ese frenesí en el desentierro de las almas olvidadas. Nos hallamos en la distancia efímera de una especie de sueño, se agotan, se deslizan, se marchitan… es la vía de las cosas diurnas del inframundo. 

Si tan solo el uno se esfumara en la melodía de los cristales que cantan. Tan solo observaremos el inicio de almas muertas. El inicio de aquel punto negro que recorre en cada palabra, que vuestra memoria lee. ¿Acaso es el hechizo del número uno de las páginas vacías que sucumben nuestro espíritu?

Silencio, por la bienaventuranza de las cosas sublimes, aquellas flores que se convirtieron en los labios al leer las líneas de una poesía naciente. Se convirtieron en esa cosa espiritual, y que vuestra memoria de sueño ha leído. 

Aquella flor que se convierte en un silencio, silencio de los días febriles de otoño

Aquella voz moribunda que implora la virtud de la mirada naciente fantasmal 

¿Acaso no se escuchan como resuenan como el resoplido triste de una armonía lejana?

¿Será tal vez el firmamento de una mañana soñolienta, donde se escribe este poema?

Tan solo esa flor, que vuela firmemente en los cielos encantados, tiene una sola palabra, poesía.

Camones Rondan Yulhiño Sisley