Llegada

julio de guernica

En el fondo de mi abismo

penetró el sol de tus ojos,

disipando las tinieblas

con fulgor de un rayo de oro,

que abrió un tajo en mi penumbra

iluminándolo todo.

En mis jardines marchitos

se convirtieron de pronto,

las ortigas en gardenias,

y en orquídeas los abrojos,

cuando un rosario de perlas

explotó en tus labios rojos.

La magia de tu sonrisa

hizo más tibio mi otoño,

florecieron mil estrellas

en mis cielos procelosos,

una eterna primavera

sembró mi alma de retoños,

y descrubí el paraíso

con sólo mirar tu rostro.

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