Poesía XIII Mi carne y mi alma se divorciaron

Eros Corzo Camacho

Cuando mi carne y mi alma se separaron me di cuenta de que podía ver la desnudez del universo, era una noche de colores moribundos, mi carne y mi alma soltaron su mano, -"Estoy exhausta"- murmuro el alma, "quiero volver a tocar la paz como tú lo haces, no deseo oír tu voz ni de forma lejana, quiero estar sola, bajo la misma danza del universo".

 

Entonces la carne le reclamó "¿Que será de mi sin tu forma impalpable?" solo seré un faro sin luz, sin ti me fundo en la tierra y mi voz se hará como el silencio; el alma respondió, "me asfixias con tus pesares, me vuelvo cristal, ¿cómo pude atarme a ti?".

 

La carne con la furia del caos se arrancó el alma, y se van alejando, la carne con su pesar terrenal y el alma buscando otro amante, pero queda la memoria un fuego invisible que sigue intacto.

 

El tiempo se hizo dolor, no hubo ganador, no quedo ni la sílaba del cuerpo de un verso, ambos perdidos en los números del infinito en el cual por ayuda de la eternidad y el azar sé que volverán a encontrar por coincidencia numérica. 

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