En el eco de siglos, la Palabra bajó,
vestida de carne, la gloria veló.
No en tronos dorados ni en halls de opulencia,
sino en un pesebre, humilde presencia.
La estrella, vigía de cielos callados,
guiaba a los sabios, a pastores gastados.
En su llanto primero vibró la esperanza,
de un reino distinto que nunca se cansa.
No hubo ejércitos, ni aplausos de reyes,
sólo el frío de un establo que el amor embellece.
Nació para el pobre, para el olvidado,
y el rico que ansía un corazón transformado.
La Natividad es justicia encarnada,
un canto de vida, una voz liberada.
"Un niño nos es nacido", luz en la negrura,
un Reino de gracia, amor y ternura.
Hoy el pesebre invita, su clamor no se apaga,
el Reino es del pueblo que la fe despliega.
En manos que sanan y en vidas rendidas,
renace el mensaje que transforma y guía.
- Autor: Jaime Alberto Garzón ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2024 a las 17:30
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es un llamado a reconocer la fuerza del amor divino que se manifiesta en lo sencillo, recordándonos que el Reino está presente en cada acto de bondad y entrega.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Josué Gutiérrez Jaldin, Lucía Gómez, ElidethAbreu, alicia perez hernandez, Lualpri, BUSTILLOS, EmilianoDR, Ed-win
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