Agua

Gustavo Echegaray

Al agua se la respeta,

porque es la lengua del planeta,

la boca abierta en las montañas,

el aliento de la noche

y el canto de la esperanza.

 

El agua es la voz del tiempo,

el marcapasos de la vida,

el encargo que deja la lluvia

en los hombros de la tierra.

 

En cada gota perdura

el sudor de los siglos,

la memoria  indescifrable

de los glaciares perdidos,

el secreto de los limos

que nutrieron la primera raíz.

 

Ella te construyó, hombre,

y tú la abandonas,

la rompes, le das mal uso,

la llevas en tus bolsillos,

y la tiras, como si no fuera

la madre del mundo.

 

Hombre de humo y cuchillos,

has bebido de su cuerpo

hasta dejarla en los huesos,

has rasgado su piel

con tus pozos sin fondo,

has llenado sus venas

de barro y veneno,

y todavía preguntas,

por qué el cielo no te escucha?.

 

Llegará el día,

cuando el río sea polvo,

cuando la fuente se seque,

cuando la sed te agobie

y sea más fuerte que tú

invocarás su nombre;

entonces será tarde,

porque el agua no regresa

al lugar donde la espantan.

 

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