Días pasados

Querido amor de mis días pasados,

Hoy me siento llamado a escribirte, a plasmar en estas líneas todo lo que guarda mi corazón. No es un adiós que brota de la tristeza, sino un acto consciente de soltar y permitir que las corrientes del tiempo hagan su obra. A lo largo de este viaje que compartimos, aprendí que el amor, aunque profundo, también necesita espacio para respirar, crecer y, a veces, transformarse.

Recuerdo aquellos momentos en que el sol parecía brillar solo para nosotros, cuando cada palabra era un eco de promesas y cada mirada, un universo a explorar. Sin embargo, con el tiempo, me he dado cuenta de que mantener esos recuerdos tan vívidos también pesa. Quiero dar un paso hacia adelante, abrazar la libertad que se siente al dejar ir lo que ya no es, confiando en que el tiempo sea un hábil artesano que teje nuevas oportunidades.

Hoy, suelto el amor que una vez fue mi refugio. No lo hago con pesar, sino con gratitud por todo lo que compartimos. Empiezo a entender que el amor no se pierde, se transforma; se adapta a las nuevas etapas de la vida. Así, mientras dejo ir, también doy la bienvenida al proceso de reconstrucción. Permito que el tiempo se convierta en mi aliado, en ese maestro que nos enseña a sanar y a crecer, al que le entrego mis anhelos rotos para que los convierta en mariposas.

Contemplo el horizonte y veo un camino lleno de luz, donde lo perdido puede renacer en nuevas formas. No espero el olvido, porque cada rayo de sol que acaricia mi piel es un recordatorio de lo vivido, pero hoy elijo vivir en presente. Mi corazón, aunque marcado por el pasado, se abre a la posibilidad de nuevas emociones, de nuevas experiencias que aún están por llegar.

Hoy es el primer día del resto de mi vida, un nuevo comenzar donde dejo que el tiempo haga su magia. Sé que cada día tiene su propio latido y que, al soltar, me permito descubrir nuevas melodías. Así, querido amor, agradezco tu presencia en mi vida, pero también me permito la libertad de avanzar, de buscar mi propio ritmo en esta danza que es la existencia.

Te dejo, entonces, con la esperanza de que también encuentres tu camino. Que el tiempo te abrace con cariño y que, en sus brazos, reconstruya lo que creías perdido. Hoy celebro el acto de soltar, confiando en que el futuro guarda sorpresas, esperando que las puertas se abran a un amanecer lleno de promesas.

Con cariño y esperanza,