CONFESIONES AL VACÍO

LERKEV

Aquello que mis manos jamás pueden tocar,

me condena a la melancolía de un sueño distante,

dejándome perdido en la incertidumbre,

sin saber si algún día podré alcanzarte.

 

Odio el olvido que amenaza con llegar,

con su filo cruel rasgando mi esperanza; y, entre suspiros, maldigo tu ausencia, que como sombra eterna mi alma alcanza.

 

  Yo, que con el corazón hablé entre susurros, 

palabras perdidas flotando en el abismo, entre ecos que habitan un vacío oscuro, donde la luz se apaga con su propio brillo.

 

Soy aquél, que en recuerdos halla su tormento,

en los silencios sufre la ausencia callada,

esperando respuestas que se lleva el viento, 

un prisionero de distancias crueles y heladas.

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