Brindo

Sergio Fernando

Brindo por el día,y la noche 

por la nostalgia,y alegría 

por la dicha de decir te quiero 

Por tu sonrisa, y tus lindos ojos 

por tu boquita sabor a fresa 🍓 


Porque sin ti la vida

No tiene razón de ser

Y el sol se apagará 

En ese instante de tu partida 

Matándome las ganas de ser

O ya no ser en esta vida

El dueño de tu ser,

Brindo por los dos

por el amor, y la mentira 

por las caricias de tus manos 

Que me acarician lentamente 

Ese rincón de nuestro ser 

Y ya no ser.

Brindo por tenerte entre mis brazos 

Por ese eterno amor 

Desnudándonos a los dos 

Cada nota que toca el corazón 

Por todo eso , y màs

Por la dicha de vivir 

y tenerte junto a mi 

Brindo por los  dos.

copyright -Sergio Fernando 

12/7/2024

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Comentarios +

Comentarios2

  • EmilianoDR

    Me uno a un brindis por tus letras Sergio.
    Saludos y gracias.

    • Sergio Fernando

      Gracias por tiempo saludos . Y felices fiestas. 🎄🎁 abrazos.

    • Carlos Eduardo

      El brindis del bohemio, de Guillermo Aguirre y Fierro
      En torno de una mesa de cantina,
      una noche de invierno,
      regocijadamente departían
      seis alegres bohemios.
      Los ecos de sus risas escapaban
      y de aquel barrio quieto
      iban a interrumpir el imponente
      y profundo silencio.

      El humo de olorosos cigarrillos
      en espirales se elevaba al cielo,
      simbolizando al resolverse en nada,
      la vida de los sueños.

      Pero en todos los labios había risas,
      inspiración en todos los cerebros,
      y, repartidas en la mesa, copas
      pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

      Era curioso ver aquel conjunto,
      aquel grupo bohemio,
      del que brotaba la palabra chusca,
      la que vierte veneno,
      lo mismo que, melosa y delicada,
      la música de un verso.

      A cada nueva libación, las penas
      hallábanse más lejos
      del grupo, y nueva inspiración llegaba
      a todos los cerebros,
      con el idilio roto que venía
      en alas del recuerdo.

      Olvidaba decir que aquella noche,
      aquel grupo bohemio
      celebraba entre risas, libaciones,
      chascarrillos y versos,
      la agonía de un año que amarguras
      dejó en todos los pechos,
      y la llegada, consecuencia lógica,
      del “feliz año nuevo”…

      Una voz varonil dijo de pronto:
      -las doce, compañeros;
      digamos el “requiescat” por el año
      que ha pasado a formar entre los muertos.
      ¡Brindemos por el año que comienza!
      porque nos traiga ensueños;
      porque no sea su equipaje un cúmulo
      de amargos desconsuelos…

      – Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
      que la vida nos lanza,
      de vencer los rigores del destino,
      por la esperanza, nuestra dulce amiga,
      que las penas mitiga
      y convierte en vergel nuestro camino.

      Brindo porque ya hubiere a mi existencia
      puesto fin con violencia
      esgrimiendo en mi frente mi venganza;
      si en mi cielo de tul limpio y divino
      no alumbrara mi sino
      una pálida estrella: Mi esperanza.

      ¡Bravo!, dijeron todos, inspirado
      esta noche has estado
      y hablaste bueno, breve y substancioso.
      El turno es de Raúl; alce su copa
      y brinde por… Europa,
      ya que su extranjerismo es delicioso…

      Bebo y brindo, clamó el interpelado;
      brindo por mi pasado,
      que fue de luz, de amor y de alegría,
      y en el que hubo mujeres seductoras
      y frentes soñadoras
      que se juntaron con la frente mía…

      Brindo por el ayer que en la amargura
      que hoy cubre de negrura
      mi corazón, esparce sus consuelos
      trayendo hasta mi mente las dulzuras
      de goces, de ternuras,
      de dichas, de deliquios, de desvelos.

      -Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
      brote un torrente
      de inspiración divina y seductora,
      porque vibre en las cuerdas de mi lira
      el verso que suspira,
      que sonríe, que canta y que enamora.

      Brindo porque mis versos cual saetas
      lleguen hasta las grietas
      formadas de metal y de granito,
      del corazón de la mujer ingrata
      que a desdenes me mata…
      ¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

      Porque a su corazón llegue mi canto,
      porque enjuguen mi llanto
      sus manos que me causan embelesos;
      porque con creces mi pasión me pague…
      ¡vamos!, porque me embriague
      con el divino néctar de sus besos.

      Siguió la tempestad de frases vanas,
      de aquellas tan humanas
      que hallan en todas partes acomodo,
      y en cada frase de entusiasmo ardiente,
      hubo ovación creciente,
      y libaciones, y reír, y todo.

      Se brindó por la patria, por las flores,
      por los castos amores
      que hacen un valladar de una ventana,
      y por esas pasiones voluptuosas
      que el fango del placer llena de rosas
      y hacen de la mujer la cortesana.

      Solo faltaba un brindis, el de Arturo,
      el del bohemio puro,
      de noble corazón y gran cabeza;
      aquel que sin ambages declaraba
      que solo ambicionaba
      robarle inspiración a la tristeza.

      Por todos lados estrechado, alzó la copa
      frente a la alegre tropa
      desbordante de risa y de contento
      los inundó en la luz de una mirada,
      sacudió su melena alborotada
      y dijo así, con inspirado acento:

      -Brindo por la mujer, mas no por esa
      en la que halláis consuelo en la tristeza,
      rescoldo del placer ¡desventurados!;
      no por esa que os brinda sus hechizos
      cuando besáis sus rizos
      artificiosamente perfumados.

      Yo no brindo por ella, compañeros,
      siento por esta vez no complaceros.
      Brindo por la mujer, pero por una,
      por la que me brindó sus embelesos
      y me envolvió en sus besos;
      por la mujer que me arrulló en la cuna.

      Por la mujer que me enseñó de niño
      lo que vale el cariño
      exquisito, profundo y verdadero;
      por la mujer que me arrulló en sus brazos
      y que me dio en pedazos
      uno por uno, el corazón entero.

      ¡Por mi madre!.. bohemios, por la anciana
      que piensa en el mañana
      como en algo muy dulce y muy deseado,
      porque sueña tal vez que mi destino
      me señala el camino
      por el que volveré pronto a su lado.

      Por la anciana adorada y bendecida,
      por la que con su sangre me dio vida,
      y ternura y cariño;
      por la que fue la luz del alma mía;
      y lloró de alegría
      sintiendo mi cabeza en su corpiño.

      Por esa brindo yo, dejad que llore,
      que en lágrimas desflore
      esta pena letal que me asesina;
      dejad que brinde por mi madre ausente,
      por la que llora y siente
      que mi ausencia es un fuego que calcina.

      Por la anciana infeliz que sufre y llora
      y que del cielo implora
      que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
      por mi madre, bohemios, que es dulzura
      vertida en mi amargura
      y en esta noche de mi vida, estrella…

      El bohemio calló; ningún acento
      profanó el sentimiento
      nacido del dolor y la ternura,
      y pareció que sobre aquel ambiente
      flotaba inmensamente
      un poema de amor y de amargura.

      SALUDOS

      • Sergio Fernando

        Muchas gracias por pasar por mis humildes letras y su regalo de un hermoso Brindes Bohemio. Ese poema está precioso.. un saludo. Y felices fiestas.
        Sergio Fernando



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