Donde Vas**
Anoche, bajo la tenue luz de la luna, tus palabras danzaron en el aire como un susurro de promesas. Me juraste que yo era como tu piel, una segunda naturaleza que te envolvía y te ofrecía abrigo en las noches más frías. En ese instante, creí que nuestros corazones latían al unísono, vibrando en la misma melodía de sueños compartidos.
Mientras nos sentábamos juntos en el sillón desgastado de nuestra sala, tus ojos reflejaban un futuro brillante. Hablamos del hijo que esperábamos, ese pequeño ser que, aunque aún no veía la luz del mundo, ya era el centro de nuestras vidas. "Este hijo será nuestro eterno camino", dijiste con fervor, como si cada palabra tejiera un hilo invisible entre nosotros. Imaginé su risa, sus primeros pasos, cómo lo guiaríamos por la vida. La idea era hermosa, casi perfecta.
Sin embargo, esta mañana la suavidad de tus palabras se desvaneció como el eco de un sueño al despertar. Te vi empacar apresuradamente, lanzando ropa y recuerdos en una maleta que parecía demasiado pequeña para todo lo que habíamos construido juntos. El aire se volvió denso, pesado con la incertidumbre que no quise asumir. “¿Dónde vas?”, pregunté, casi en un susurro, temiendo la respuesta.
Tus ojos, que antes irradiaban amor, ahora estaban llenos de una mezcla de tristeza y determinación. “Necesito encontrarme”, dijiste, como si eso pudiera justificar la fractura que comenzaba a abrirse entre nosotros. Mi corazón se encogió. ¿Cómo podía alejarte de este camino que claramente habíamos comenzado a trazar juntos?
El recuerdo de anoche aún reverberaba en mis oídos. Una parte de mí quería aferrarse a las palabras que habías prometido, pero otra comenzaba a aceptar la cruel realidad de que a veces, los caminos se bifurcan, incluso cuando una vida nueva está a punto de nacer.
Mientras cerrabas la maleta y me dejabas solo con el eco de tus palabras, comprendí que, aunque nuestros senderos se separaran, siempre serías parte de mí. Aquel niño que llevabas dentro sería un recordatorio constante de que, en algún momento, fuimos uno. Y aunque me dejabas, el amor que compartimos jamás se desvanecería, pues habíamos creado algo eterno en medio del caos de nuestras vidas.
Dondequiera que fueras, siempre llevarías contigo la esencia de lo que un día soñamos juntos. Aunque el camino se tornara incierto, yo continuaría, esperando que algún día nuestras sendas se cruzaran nuevamente.
Marta
- Autor: marta CARMEEN ( Offline)
- Publicado: 7 de diciembre de 2024 a las 22:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: LERKEV, ElidethAbreu, nachosol, alicia perez hernandez, EmilianoDR
Comentarios1
👏👏👏👏👏
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.