Entonces y sin querer note el suspiro de una rosa y una lágrima perdida que bañaba sin medida aquel pétalo al caer.
Y en la mirada del viejo, que pedía noblemente vi en la pureza de su alma el deseo más ferviente por no volver a amanecer.
Vi el sol como salía a repartir alegría empezando un nuevo día a la gente que marchaba a producir sin medida para llevar a la casa un poquito de comida que a la hora de la cena, multiplicaba milagros. Pues para todos había, ya que la madre sabía que todos debían comer
Note a las parejas felices robándose cada beso cada caricia y abrazos muchos de ellos prohibidos y tras un adiós repentino cada quien por su camino esperando otro momento para así volverse a ver
Y entre sombras y mil ecos repetidos, distante de los misterios, note que la tarde oscura se escondía entre tinieblas ausente de su poder.
Y las luces se apagaban poco a poco en la distancia llevándose entre cornisas todas aquellas sonrisas y los gritos suspendidos de hombres, mujeres y niños para dormir a placer.
Y son tantas las historias que se podrían contar. pero vivimos tan lejos de toda la realidad que ya no nos queda tiempo ni siquiera de mirar.
Y la vida se nos va poco a poco y sin parar dejando tras de nosotros una huella en el silencio que nadie ha de pisar, porque si esto ocurriera se podrían tropezar y quién sabe si algún día se pudieran levantar, tan simple y llanamente…
Por no querer observar
Rafael Blanco López
Derechos Reservados
- Autor: Luis Rafael (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de diciembre de 2024 a las 18:56
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: JAGC, alicia perez hernandez, Josué Gutiérrez Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa, Pilar Luna
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