No deja de sangrar…
Tiene un hueco enorme,
cómo el puño de la mano.
Se siente caliente, está caldeado,
con una luz entre rojiza y anaranjada reverberando inquieta.
Desprende vaho su interior,
de olor a vieja cebolla hervida,
como en los mismos calderos de los infiernos.
Y ese torrente rojinegro,
de sangre pura,
vertiendo noche y día.
Si bien algunos días se olvida de hacerlo
durante algunas horas,
o minutos,
quizás instantes,
ni él lo sabe.
El agujero sólo sabe que,
repentinamente,
apareció proyectado sobre un pedazo de carne,
de aquel inocente cuerpo,
¿era un cuerpo ajeno?
Recipiente de miradas que una vez lanzaron cuchillos,
palabras afiladas,
gestos punzantes,
silencios asesinos.
¡Ay cómo sigue doliendo!
Y por ese tristísimo agujero, ya enquistado,
a borbotones sangró bondad,
voceríos,
hermandad,
celosas denteras,
con todos sus sinónimos posibles,
y,
unas cuantas sombras, con solera,
Gran Reserva de años atrás.
¡Dios, vaya caño!
Lleva tiempo sin dejar de sangrar…
José Ángel Castro Nogales
© Derechos de autor reservados
14/12/2024
- Autor: JacNogales ( Offline)
- Publicado: 14 de diciembre de 2024 a las 17:01
- Comentario del autor sobre el poema: A librar...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
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