La conciencia humana es un caos,
un péndulo entre el amar y el odiar.
¿Es la mente quien conspira,
o el corazón quien dicta el paso?
Al pensarte, todo duda.
Amar, odiar... ¿quién podría decidir
cuando la amalgama de sentimientos
desborda entre mis manos?
Tú estás, sí,
y somos solo amistad.
Lo sabes. Lo ignoro.
Lo ignoro para no herir,
pero me duele.
Las líneas nunca se cruzaron;
todo fue claro, siempre lo fue.
Fue mi alma insensata
la que tejió sueños al notar
cómo tu esencia y la mía
eran reflejos distintos de un mismo cristal.
No lo pude evitar:
grande amiga, tal vez alma gemela.
Permíteme pedir perdón
por los actos que no caben en la amistad.
Dame tiempo.
Necesito zarpar.
Para volver a ti sin naufragios,
para que esta amistad no duela
y pueda sostenerla con las manos limpias.
Es hora de partir.
En un mar de sabiduría e incertidumbre,
aunque no quiero,
debo zarpar...
y dejar el (a)mar.
- Autor: Manu (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de diciembre de 2024 a las 03:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.