El carrusel errático

Salvador Galindo

Expiración de las emociones,
la forma en la que proyectas eso llamado sentimiento,
lo que has experimentado, lo que has descubierto, 
seguirá atrapado en su vacío, girando sobre sí mismo.

El eterno retorno de los pesares, 
no alcanzará a redondear sus esferas. 
No lo experimentarás, no lo descubrirás, 
porque la sangre de sus corazones, fluyendo 
nunca dejará de acabar.

Expiración de las emociones,
la forma en la que fijas la mirada en tus semejantes 
¿Qué te hace tan especial para buscar el infinito? 
¿El estoicismo en tu universo de locura? 
¿El alma cínica hostigada en tu interior? 

Cada vez que acojas al mejor de los samaritanos, 
despertarás como el más humano de los suicidas, 
y el más pobre de los samaritanos, será, a su vez
el mejor suicida de los humanos.

La inveterada promesa, para todos nosotros,
pero aún tomada por asalto, por sus vidas. 
Ante el despertar de los primogénitos, 
ya estaré alquilando en el corazón de los mortales. 

¿Es realmente estimulante cuando respondes por lo ajeno? 
Responder como cuando la duda era absoluta, 
y aquellos en el exterior te veían como uno de ellos. 
Viendo el final, contando los pasos de regreso.
Si una celeste noción sale a la luz, 
no te negarás, no manosearás otra vez tu innato egotismo. 

Expiración de las emociones; 
la forma en la que imprimen idilios en tus valores. 
Todo el caos, todo el romance, 
siempre batido al matiz de las arterias, 
lo rojo, 
lo arterial, 
lo real.

Si esto es real, 
la noción será visualizada 
a puertas de una aventura, 
¿Es esa la aventura donde lo único seguro es el fin? 
Y el vertiginoso fin será el que deje como escapatoria 
una utópica felicidad, 
ya que la sangre de sus corazones, 
nunca dejará de acabar...

Nunca,
pero siempre.

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