Aquel día en que la lluvia fue testigo,
del abrazo invisible de nuestras miradas,
de caricias que rozaban nuestras almas,
como si el universo susurrara un sí a nuestro favor.
No sería yo si no confesara que mi cuerpo tembló de amor,
balbuceando pensamientos nacidos de un eco profundo,
perdido en un bosque de emociones sin retorno.
Estoy seguro de lo que vi, de lo que sentí,
y de lo tarde que llegué a comprenderme,
a aceptar mi terquedad de amarme a través de ti,
de quererte como nunca antes me atreví.
¿Cómo explicarte que mis abrazos fueron predecibles,
si lo único que llenó aquella tarde,
fue tu mirada, que fulminó mis dudas
y acarició con ternura las penas de mi alma?
Esta vez no seré piadoso conmigo,
derramaré cada gota de tinta,
escribiré cada sentir de mi corazón,
sin guardar silencio ni apagar el fuego,
sin temor a mostrar el amor que me da la vida.
- Autor: LERKEV ( Offline)
- Publicado: 18 de diciembre de 2024 a las 00:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., JAGC
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