Tormento

Totan de James

La diáspora desaparece en el desierto; abunda la codicia y el tormento en que se busca crucificar a alguien para que los deseos lleguen en un asesinato.

Nadie dice nada; algunos están satisfechos porque el sueño ya tiene fecha estimada. Así es la vida cuando la justicia se reparte en el cepo. Pero al fin y al cabo somos nosotros mismos los justicieros, no en valer esa muerte, sino en cambiar el paradigma en que se está sometido.

Por eso en cada rezo se va una penitencia en que nos engañamos cuando el mal llega y no se quiere ir, porque los tormentos se mantienen cuando una cruz quiere un lugar en el hogar.

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