Cuando todo dejó de ser quedamos
En no llevarnos nada.
El supuesto manifestaba su deseo
Una vez que el ciprés llamó a la puerta;
Le abrimos, quedó él y adiós nos dijimos.
Todavía nueva y ya nuestra casa no es
Nuestra casa: la silla rota, sin las patas;
Los zapatos no guardan a ser,
El pasillo es una ortopedia de copia
Y pega lejos de asomada baranda
Que obligaban a que los girasoles
Miraran.
La infancia de las cosas, de las cosas
Nuestras, perdieron los cromos
Que se vuelan aciagos expuestos
A que los campos de algodón
Que fueron eternicen tórrida desmemoria.
Sin embargo, nos dijimos adiós carente
De premeditación y alevosía, como
Que este adiós sintiera vergüenza del aire
Y no amara distancia.
Pudiera ser que no quebraran todos
Los cristales y por eso la duda
Asiste a las manos de rumor salado.
Lo triste nos iguala, tal vez por eso
El ciprés no da flores y la casa vuelve
A ser nuestra casa y la rosa
Vuelve a ser Entre olivo y cigarra.
Cuando todo dejó de ser, pero somos
Reivindica el indicativo en primera
Persona del plural.
- Autor: Lakota (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de diciembre de 2024 a las 11:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: Ainaia, Tommy Duque, Alexandra L, Pilar Luna, pasaba, Josué Gutiérrez Jaldin, JAGC, La Bruja Irreverente, Llaneza, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, Javier Julián Enríquez, JUSTO ALDÚ, El Hombre de la Rosa, Gloria Villanueva, 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮
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