La tarde se apaga y el cielo es gris,
camino en silencio, no hay nadie aquí.
Las calles vacías, el tiempo fugaz,
y en mi pecho el eco de un viejo compás.
¿Dónde estarán las voces de ayer?
Los abrazos sinceros que solía tener.
El mundo es tan grande, pero yo tan pequeño,
esperando amigos que traigan el viento.
Amigos de viento, que lleguen sin prisa,
como hojas que vuelan, trayendo la risa.
Que llenen el alma de calor y de luz,
que pinten mi vida con un tono azul.
El reloj avanza, pero yo aquí estoy,
mirando los días pasar sin color.
Las noches susurran promesas de paz,
pero despierto y el frío no se va.
Hay un lugar donde quiero llegar,
donde las miradas no saben callar.
Un puerto seguro, un lazo sincero,
amigos de viento, los busco y los quiero.
Quizás en un rincón, bajo alguna estrella,
alguien me espera con la puerta abierta.
Y en su sonrisa sabré que al final,
los amigos llegan como un vendaval.
Amigos de viento, que lleguen sin prisa,
como hojas que vuelan, trayendo la risa.
Que llenen el alma de calor y de luz,
y borren del mapa la sombra y la cruz.
No estoy tan solo si espero el momento,
amigos de viento llegarán a mi encuentro.
Porque aunque ahora mi camino esté tranquilo,
el viento soplará y traerá un amuleto.
- Autor: LMRomero ( Offline)
- Publicado: 20 de diciembre de 2024 a las 21:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., nachosol, Francisco Javier G. Aguado 😉
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