De nuevo, la lluvia,
saluda en la acera
con gotas y charcos
que alegres se besan.
Y ves, desde casa,
el cuadro y escena,
de círculos mágicos
que dejan su huella.
Levantas los ojos
y encuentras la niebla,
que oculta los rayos,
del sol que bosteza.
Es una mañana,
como otra cualquiera,
del mes de diciembre
y otoño en su puerta.
Se van sus colores
con vieja maleta,
y cruzan los mares
para ir a otras tierras.
Ya llega el invierno
con nieves añejas,
y anuncia unos días,
preciosos, de fiestas.
La fiesta del Niño,
sincera, al creyente,
preludio muy tierno
de amor y de entrega.
Para otros son días
de copas y fiestas,
mostrando cariño
y sonrisas eternas.
Yo pienso, estas cosas,
sencillas y tiernas,
soñando en la vida
y en tantos poemas.
Poemas con rimas
y en otros, sin ellas,
cantando a los cielos
y odiando a las guerras.
Seamos, me digo,
belenes y estrellas,
pequeños testigos
que escriban sus letras.
Y hagamos que el mundo
no pierda inocencia,
ni tiernas sonrisas
oculten sus penas.
Sintamos la vida
estos días, con fuerza,
viviendo sus horas
con fe y con paciencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/24
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 22 de diciembre de 2024 a las 04:47
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 0
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