Y de repente se renueva la vieja ilusión,
el viejo sueño de paz.
Heridas olvidadas abiertas,
son recordadas, y de súbito sanadas.
El brillo, la alegría infantil, se recuperan
la desesperación, la frustración, se olvidan.
Se olvidan los sueños,
Se olvidan los anhelos,
¿para qué soñar despierto cuando está lo perfecto?
Y se rompe la soledad, mi soledad.
No estoy sola, no más.
Celebraré
pues quiero agradecer, cantar, con júbilo pastoral,
que hay ¡Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz
entre los hombres de buena voluntad!
- Autor: Euterpe Dalid ( Offline)
- Publicado: 23 de diciembre de 2024 a las 07:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, JAGC, ElidethAbreu
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