Aquella mañana

Asklepios

Aquella mañana,

la escarcha se derritió

al no tener quien la protegiera.

El aire, tras concentrarla primero,

la fragmentó después, para mejor dispersarla.

Y todo esto, en una despedida sin la

más mínima educación.

No me di cuenta entonces de

estar a los pies de tus besos,

rodeado por la fragancia de tu

materia más pura, con esa belleza que

apenas conseguía desviar los primeros

rayos del sol, dejándose atravesar por

toda la luz del astro rey, que no dejó de bailar

a su través durante horas.

El néctar de tu aliento, tan breve como sutil,

a bordo de tus lágrimas más puras, tras

depositarse sobre mi superficie, en un

brevísimo instante, -el más breve jamás sido-,

explotó para esparcir tu vida sobre mi tierra para,

pocas horas más tarde, desaparecer

sin dejar rastro.

Desde entonces, aquí estoy… Esperando...

... como si todo fuera un secreto a punto

de ser desvelado.

 

 

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.