Azar
Había atardecido, frío y lluvioso,
como un presagio de brumas eternas,
interminables, caladoras,
caían del cielo sobre mis mejillas,
mezclándose, asfixiantes, sobrecogedoras.
Disfrazo mi calvario con gallardía,
tras la máscara de indiferencia inquebrantable;
en los jirones de mi alma herida,
nadie sospecha de este rosario,
ni del sufrimiento que delata
a un corazón vencido y humillado.
Nadie sabrá jamás de mi dolor,
pues el azar fue cómplice y preciso:
la naturaleza confundió mis lágrimas
con la lluvia helada del invierno,
y el frío implacable de tu adiós.
- Autor: Alberto Cerdas ( Offline)
- Publicado: 24 de diciembre de 2024 a las 00:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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