**~Novela Corta - Caza Maridos~**

ZMRS

Novela Corta: Caza Maridos  

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez

Seudónimo: EMYZAG

Comenzada: 20 - 25 de diciembre de 2024…

Publicada: 25 de diciembre de 2024…

Terminada: 25 de diciembre de 2024…

Editada: 25 de diciembre de 2024…

Mi #48 de novelas cortas en el año 2024…

Mi #203 de novelas cortas hasta el año 2024…

7017 Palabras 10 Páginas

 

~ * ~Sinopsis:

~ * ~Una bruja llamada Julia que caza maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo se convierte en una doncella para cazar maridos, pero, en realidad es una bruja…

 

Sucesos:

 

Julia va de rumba a la Plaza del Mercado…

Julia es una bruja que caza maridos ajenos…

Julia va de rumbo a cazar al primer marido ajeno después de diez lustros de vida…

Julia es inexperta, pero, muy certera…

A Julia le ocurre algo que el marido ajeno se marcha lejos de ella, ¿por qué será?...

Julia desea y quiere cazar a un nuevo marido y lo busca en la Plaza del Mercado…

Julia caza a ese marido hasta que la mira a los ojos fíjamente y le dice que es una bruja y la deja sola…

Julia no desiste en cazar maridos en la Plaza del Mercado…y va y caza al tercero…

El tercer marido para Julia es un brujo como ella y lo conoce muy bien…

Hasta que ese tercer marido realiza un embrujo y convierte a Julia en lo que es ella… una bruja fea…

 

Julia es una mujer de ojos y cabellos del color negro como el azabache y contempla a su vida como una certeza de vivir en paz. Julia merece una sola virtud y es que rumbea cerca de la Plaza del Mercado a revivir el ánimo, la vida y el corazón por bailar y vivir la vida. Julia contempla su eficaz vida como el rico porvenir de celebrar la vida como el irrumpido vaivén de la vida misma. Julia merece una sola verdad y es que el instinto se cuece de alma, vida y corazón con la única fuerza de vivir la vida, con el alma y con el corazón latiendo fuertemente. Julia es una mujer de sangre cálida, de efervescente calor y se aferra al bailoteo, a la vida alegre y a la vida feliz viviendo la vida en la Plaza del Mercado del pueblo. El pueblo donde reside Julia ya todo el mundo la conoce, pues, en el alma de Julia se debate en una sola frialdad en querer automatizar la espera inesperada en hallar a un marido. Julia es la caza marido de muchas mujeres y tiene que ser en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia se dedica a enamorar maridos ajenos en la Plaza del Mercado en el pueblo queriendo atrapar a los maridos ligeros de amores, de pasiones y de corazones enamorados. La muchacha de ojos y cabellos de color negro en la Plaza del Mercado del pueblo se desviste de temores, ansiedades, inciertos y desaciertos cuando en su alma vaga la felicidad en tiempos en bailar al son de la música, sí, en la Plaza del Mercado. La vida de Julia se torna intrínseca, exasperada y muy inconsecuente cuando desea, pero, no halla a un marido como amor sino que lo poseen otras mujeres y Julia es la caza maridos de maridos ajenos. Julia entrevé una sola razón y es la locura que le brinda la vida y la soledad amarga en rumbear en la Plaza del Mercado hasta poder hallar a un marido, pero, no es un marido sino un marido ajeno, el cual, se petrifica la razón inerte en locura por hallar a un marido. Julia con ojos de color negro como el azabache va de rumbo en una dirección fija en automatizar la vida, la espera y la exasperación también por hallar a un marido para poder ser feliz. Julia, aunque ya es feliz con su vida si contempla la amargura en soledad por no tener a un hombre a su lado como el tormento vivo en querer amar como mujer, como amante y con pasión inocua, pero, inerte en el corazón. Julia petrifica su alma en asistir continuamente y asiduamente a la Plaza del Mercado para el bailoteo al son de la buena música que se da en ese lugar. La pea va de vena en vena embriagando a las venas de efervescente alcohol en contra de toda voluntad de su propio corazón porque el alcohol, el amor y la pasión van unidas al unísono en poder hallar a un marido. La vida de Julia se debate en un comienzo por hallar el amor y no halla marido ajeno que pueda atrapar en la Plaza del Mercado. La vida marca para Julia un momento, un corazón y un alma desnuda de ricas sensaciones por hallar a un marido, aunque sea, ajeno en la fiesta que se da todo fin de semana en la Plaza del Mercado. Julia dice que se merece lo que le pertenece a otras y son los maridos ajenos los que ella como caza maridos busca en la Plaza del Mercado del pueblo para poder hallar a un marido con amor y con pasión. La joven llamada Julia y que es la caza de maridos de muchas mujeres que asisten a la fiesta en la Plaza del Mercado es la mujer de ojos y de cabellos de color negro como el azabache, la cual, entrevé un petrificador momento en cazar a maridos ajenos. La vida de Julia se mortifica, tanto y por tanto, sin hallar a un marido por ser ajeno a su vivir, a su corazón y a su amor, aunque sea, de otra y de otro amor. Julia jura que tendrá a un marido aunque sea ajeno y no perjura que esté en una fiesta en la Plaza del Mercado sin hallar a un marido que sustente el alma, el corazón y el amor. Julia se dedica a ser como el desastre, pero, inocuo como es el fracaso sin hallar a un marido, aunque sea, ajeno a su propia voluntad. Julia quedó como el acierto o como la pura verdad cuando el desastre es un triste convenio entre el alma y el corazón amando como nunca, aunque sea, un marido ajeno.

Julia pertenece a la secta de caza brujería de hombres casados que se dedican a cometer el peor de los delitos más indelebles de todos los tiempos cuando Julia se dedica a cazar maridos siendo ajenos. Julia se atreve a identificar que su cacería de hombres es de las mejores cuando es sólo una bruja experta, pero, no cree que su experiencia sea autónoma y muy asertiva. La vida de Julia atormenta con bifurcar la osadía de encontrar y hallar a hombres guapos, rudos, tenaces y muy fuertes. La vida de Julia es cazar maridos casados en la Plaza del Mercado donde ella rumbea la vida con bailoteo, con alcohol y la vida feliz en el fin de semana. La vida de Julia enfrasca a la vida de un sólo mal tormento cuando se electriza la piel, el cuerpo, la vida y más el corazón de un tiempo en que la vida atormenta como funesta es la vida de un sólo mal tiempo que la bruja Julia no caza maridos. La vida comienza a departir con Julia la esencia y la manera de creer en el amor, pero, en el amor de hombres casados siendo los maridos más prohibidos de todos los tiempos. La caza maridos llamada Julia se dio a la tarea de vivir bajo el susurro de un amor sin poder hallar y sin poder encontrar aún. La vida es para siempre como el recelo de la vida misma cuando crece el temor de ser como el reflejo mismo en el mismo espejo, pero, inclinándose en el alma y más en el cuerpo dejando una furia inalterada y una euforia en desastre inocuo. El corazón de la bruja Julia sólo siente un fracaso inerte y tan fuerte como el mismo son que prepara el bailoteo de ésta noche en la Plaza del Mercado. La bruja llamada Julia se prepara, se inclina y se abastece de perfumes de flores, corazón con un latir muy fuerte y con un alma devastadora para atrapar a un hombre en la Plaza del Mercado del pueblo para escoger de entre todos a un hombre fastuoso, elegante, un hombre de esos rudos, fuertes y tenaz y muy raudo en la relación sentimental y sexual también por qué no. Julia sólo quiere acaparar la atención de un hombre como la caza maridos de hombres casados en la Plaza del Mercado del pueblo donde reside Julia. La caza maridos llamada Julia se ve en la encrucijada de un sólo espanto y de un sólo dolor cuando arde el recelo de la verdad de que es la caza maridos más atrevida de todos los tiempos. Julia se aferró al deseo en converger que la vida se aterra cuando no tiene un hombre a quien amar con el corazón y tan enamorado. Julia es la caza maridos en la Plaza del Mercado del pueblo y todo el mundo lo sabe menos los nuevos hombres que visitan la Plaza del Mercado por primera vez. Porque la verdad es que Julia ama indecorosamente a los hombres que llegan a visitar por primera vez a la Plaza del Mercado. Si desafortunadamente los hombres no tienen ni la menor idea a lo que van allí en la Plaza del Mercado. Los hombres en el afán de creer en la fortuna de su alma quedó como el frío o como el calor en el cuerpo deseando converger el amor de ésa mujer llamada Julia como la mujer más deseada en toda la Plaza del Mercado del pueblo donde reside ella. Julia es la mujer más decente, más pulcra, y más excelente de casi todas las mujeres cuando su alma es impoluta como el agua de cristal en el manantial o en la cascada de una montaña, pero, es tan sólo una bruja que marca sus pasos con pócimas y brebajes sólidos que enredan la vida y el amor de un sólo hombre y es la cacería de maridos como la caza maridos. Cuando en el altercado frío de una sola verdad, Julia se aferra al frío o el calor siendo la bruja más indeleble de todos los tiempos, sí, la bruja de la Plaza del Mercado del pueblo donde reside. Julia es la caza de maridos más eficaz, más tormentosa y más espantada de todos los buenos y malos tiempos también. 

Julia tiene más de diez lustros de vida, pues, es una bruja o una vieja en senectud avanzada y nadie lo puede saber ni sabe en realidad. Julia es una bruja y por encima es una caza maridos ajenos de mujeres que visitan la Plaza del Mercado del pueblo. Julia va en busca en una noche clandestina de buena suerte en poder creer que la suerte va de su mano, va de su redención y de su pasión indeleble como de su corazón casi letal e inmortal. El corazón de Julia es un corazón que late muy fuerte, y es insustituible en su pecho, cuando Julia va hacia un nuevo rumbo en cazar maridos ajenos para enamorar al hombre casado y tan prohibido e inhibido como lo ven y lo miran sus propios ojos. Julia es la bruja caza maridos la que en el alma se siente como el desenlace fuerte de caer rendida contra el cuerpo de un hombre casado y que se cuece de bondades nuevas cuando el alma queda como el rumbo incierto es una presencia de un hombre que está inalterado en sus actos. Cuando en el jardín de la verdad se aferra a la idea en converger que el tiempo y el fracaso de Julia en cazar maridos no es de la mejor cuando ocurre lo que trasciende una sola buena idea en salir airosa de ese peor trance de la vida en cazar a maridos casados en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia va en busca de su primer hombre después de diez lustros de vida y que posee más de cien años la bruja en pertenecer al mundo de los vivos. El hombre que llega a la Plaza del Mercado junto a su esposa pasa por el pasillo lleno de multitud de gentes que van y vienen a comprar en la Plaza del Mercado y cruza la mirada con la bruja Julia. Julia caza a el hombre casado como la cacería más eficaz y ella se dice -¨éste es el primer hombre de mi cacería…¨-, Julia se mortifica de espantos nocturnos cuando mira de reojo a ése hombre y ése hombre le hace caso, pues, la mirada pícara y suspicaz de Julia es como un brebaje o una pócima muy efectiva entre los ojos de ése hombre y Julia. Julia da vueltas por el pasillo del mercado, y él que la sigue con los ojos llenos de hambre sexual o de un llanto impetuoso de caer rendido ante los brazos de ésa mujer llamada Julia. Julia ve a ése hombre por primera vez como su primer hombre en la cacería más efectiva de su redención. El hombre mira a Julia y Julia mira al hombre más deseado de la historia y de su cacería de maridos ajenos, porque cuando en el alma de Julia se debate una sola frialdad y con candente sol en los ojos de llenos de fuego y se debate una ira conceptual e inconsecuente. La mirada de Julia hacia ése hombre casado enaltece de iras, de pasiones buenas y de ocasos inertes en las noches más frías de todas las noches. Cuando ocurre el trance delictivo de la cacería de maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo donde reside Julia es que el fuego en la mirada arde como la llama más perfecta de una fogata ardiendo en llamas. El primer marido en la cacería de maridos casados y ajenos de Julia persigue a la bruja con ojos de hombre enamorado y la sigue y la sigue por el pasillo de la Plaza del Mercado cuando ocurre lo que transcurre un beso detrás de la Plaza del Mercado, es un beso apasionado, de fugaz encuentro y de vehemencia carnal cuando los labios se unen en un cálido beso. Julia después de diez lustros de vida y de existencia vivida como es la bruja que posee cien años de edad y su apariencia es de una mujer joven de belleza natural con perfumes innatos de flores y de rosas, es muy aseada y de impoluta alma, pero, tan sólo es una vieja y de edad avanzada. Julia acecha con unir sus labios con los del hombre y así que lo hizo, besa al hombre y el hombre es el primer caza maridos ajenos queda prendido de amor de la bruja llamada Julia. En la Plaza del Mercado derribó la intransigencia autónoma de creer que el amor quedó como un náufrago perdido en el corazón de ese mar travieso y que es el amor. 

Julia es inexperta, pero, muy certera en hallar el amor entre hombres y en la cacería de maridos ajenos de mujeres débiles en perder el amor de sus maridos. Julia es inexperta, pero, muy certera en el amor y en la pasión deseando ver el cielo de todo un sol en cada esquina de su cruel mundo. Y bajo el mundo está la cacería de maridos ajenos cuando la bruja Julia es como la redención autónoma de creer en el alma desierta y en el ocaso incierto en demostrar que el cielo lo es todo para una bruja llamada Julia. El hombre experto en besar deja en el alma de Julia una rica sensación de placer junto al amor en cada beso cuando unen sus ricos labios dejando un sabor como la rica miel. Julia por creer amar a ése hombre, con el cual, sólo pretende enamorar para ser su primer hombre en la cacería de maridos ajenos, cuando corre ser como el ademán frío de amar lo que corresponde amar en el tiempo como la bruja más inexperta, pero, muy certera en el amor. Julia interpone el alma y el amor en esa cacería de maridos ajenos cuando el amor calma en redención automatizando todo en sus celos de mujer brava cuando quiere lo que quiere y adhiere como el frío imán a sus álgidas espaldas. Julia es una mujer inexperta, pero, muy certera en el alma fría de temor incierto, cuando en el alma incierta de temor de Julia siente el capricho exótico de entrever que la razón gana en la locura por cazar maridos ajenos en la Plaza del Mercado. Y, sí, que lo logró cuando consiguió el primer marido ajeno de una mujer débil en atrapar lo suyo cuando el marido ajeno de ésta se va con Julia detrás de la Plaza del Mercado a besar todo aquello que se llama pasión, como dos amantes de la vida, de la esencia y con una sola presencia besando los labios por un sólo amor hallado y encontrado en la Plaza del Mercado del pueblo. Y, sí, que es Julia la bruja caza maridos cuando transcurre el tiempo y el marido sin aparecer con su mujer después de dos horas. Julia con la pócima del brebaje más eficaz de la naturalidad y diosa de la belleza quiere y ama a ése hombre que acaba de conocer en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia automatizó la espera inesperada en atraer el amor en esa pócima o brebaje entre sus labios hechizando a los labios de ése hombre que conoció en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia inexperta, pero, muy certera en el amor y en la pasión edificó su mundo y su carencia en el amor en ése hombre que acaba de conocer en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia es una bruja y eso lo sabe más que ella y los labios que la besan jamás lo ha de saber. Julia siendo inexperta, pero, siendo sincera y certera sabe una sola cosa y es que es una bruja que sabe a dónde va y a dónde se dirige con esa pócima entre sus labios. Julia es Julia y es la bruja que caza maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo y sabe más que el deseo de ver al cielo es como obtener el amor del corazón en ésos hombres que ella caza como presa. Julia arde de deseos inocuos cuando ama indecorosamente a ése hombre que caza en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia merece el cálido abrazo de un sólo hombre, cuando arde de celos por amar a ése hombre que conoció con tan sólo mirar fíjamente a los ojos por ser un hombre ajeno de un marido de una mujer débil que se dejó enamorar a su marido. La vida de Julia es ser una bruja inexperta porque hace diez lustros que no caza a un hombre siendo la vida normal de Julia, pero, aunque tiene más de cien años es una bruja inexperta, ineficaz, pero, muy certera. La vida de Julia automatiza la espera inesperada en querer amar a un hombre, aunque sea, un marido ajeno que delibera ser un hombre perfecto para la cacería de brujas de Julia en la Plaza del Mercado del pueblo y éste hombre era el perfecto para esa cacería por ser el primer marido ajeno en cazar. 

Ése hombre caza maridos por la bruja Julia, la amó consecutivamente en un transcurso de seis meses cuando penitentemente hizo soñar mágicamente a Julia siendo el amante perfecto entre sábanas doradas curtidas por el sol, pero, en el ademán frío de la vida ése hombre se fue un día cuando en el altercado de una violenta discusión entre él y Julia se dio la bifurcación. Y la vida quedó como la frialdad más efímera de todos los malos tiempos cuando en el tiempo y más como la sola razón en locura regresó a los brazos de Julia, sí, a la bruja más condescendiente de todos los malos tiempos cuando arde el deseo de envenenar a la vida y a la perdida razón de entrever que el viento cruza en medio de la pura verdad y tan impoluta certeza que quedó Julia realizando pócimas y brebajes por el miedo de éste hombre, el cual, le petrificó hasta el alma cuando la dejó con el dolor arraigado después de amar durante seis meses de relación. ¿Por qué ése hombre se fue de la vida de Julia?, porque en realidad no es que halla podido saber que era una bruja casi certera, sino que el amor apagó la llama del calor, cuando en el dolor se aferró a la idea en socavar en el trance directo de ver a la razón en locura y Julia quedó con el dolor petrificado en su alma. Julia realiza varias clases de brebajes cuando en el alma quedó como el silencio automatizado de espantos en el alma y en el cuerpo lleno de deseos por ése hombre sin apenas sospechar que es la bruja Julia. Julia quedó como la soledad en el alma de su corazón, cuando ése hombre la dejó en soledad. Y la bruja Julia quedó automatizando la espera inesperada de creer que en la próxima vez será la que será cuando ame en verdad a un marido caza maridos por la bruja. Si la bruja Julia quedó como el deseo o como el desenlace fatal de caer rendida en otros amores como el de ése hombre que la amó durante seis meses. El transcurso del tiempo de seis meses fue suficiente para amar indecorosamente entre un marido ajeno de la caza de maridos de Julia. Julia atemorizada de espantos y cree en realizar brebajes para poder acabar con la vida de éste hombre que la ha dejado en la soledad, pero, no, es sólo por el mal y vil momento vivido. La bruja Julia quedó como la sola soledad en que el deseo se convierte en un trance delictivo cuando converge en el ánimo en poder realizar pócimas para que viva en un mal convenio su vida. La bruja Julia quedó automatizando la espera inesperada por creer que la había abandonado ése hombre por ser una bruja sin saber ni tan siquiera sospechar que era sólo una bruja y más caza maridos ajenos. La bruja Julia queda como el silbido o el soplo del viento en su oír cuando en el transcurso del tiempo creyó ganar a la brujería y más a la cacería de maridos ajenos. La vida de Julia quedó arraigada de tiempo y de una sola soledad automatizada de espantos cuando creó una pócima más fuerte para sus labios atrapar a ése marido ajeno en la cacería de maridos ajenos que lleva en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia rumbea, con bailoteo y con alcohol entre sus venas desea amarrar a un hombre a su vida y que no sea soltero sino que es ella una caza maridos ajenos. Cuando, en el alma de Julia entrevé la única razón que se convierte en una débil locura en el trance de la verdad que sólo desea a un hombre como marido y debe de ser de la cacería de maridos ajenos que lleva Julia cazando en su manera y forma de amar a los hombres. Si Julia es certera como lo inexperta que fue con ése hombre que amó durante seis meses y quedó como la fuerza en debilidad cuando el hombre la abandonó. Julia quedó con el recelo de vida y con el dolor en su propio corazón desde que se funde una luz como pócima de un brebaje casi efectivo, pero, no le fue bien con ese amor de caza maridos ajenos.

Julia va en busca de un nuevo amor cuando en la Plaza del Mercado desea hallar a un nuevo marido y es la bruja Julia caza maridos ajenos. Seriamente quedó Julia como el nuevo amanecer sin sol y sólo con lluvia mojando a sus propios sentidos en su nuevo corazón dejó a Julia aquél hombre. Julia en busca de ése hombre que le otorgue más amor y pasión, quedó como la órbita lunar atrapando a los hombres casados como cacería de maridos ajenos. Julia, la bruja de más de cien años de edad y llevando más de diez lustros sin cacería de maridos quedó como el dolor o como la sapiencia innata de creer en el amor a toda costa. La bruja Julia quedó en el momento y del suburbio de su corazón como el instante de creer en el alma a ciegas de una sola bondad innata cuando el alma sospechó que hallará el amor de su vida en la cacería de maridos ajenos. Julia será como el ir y venir lejos de la pura realidad cuando en el alma queda como la órbita lunar atrapando cuerpos sedientos de amores y de pasiones. Julia en la Plaza del Mercado busca el amor más puro y más deseado como en la noche llena sin espantos desea converger en el alma desierta de creer en el amor y con toda ilusión, emoción y pasión innata de creer en ese amor que hallará en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia se desviste de tanto y por tanto que desbarata la pasión en el alma llena de un sólo corazón abierto cuando ocurre el desastre en converger el sentido y el alma desierta en atraer en el alma una sola verdad incierta. Julia siente en su alma desierta de espantos cuando suelta un soplo o silbido de sus labios cuando por besar a un hombre casado en la cacería de maridos ajenos se lleva la gran sorpresa de creer en el alma desierta de ver el cielo como la órbita lunar atrapando en el desierto a hombres casados y no era un desierto sino que es en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia se dedica a la cacería de maridos cuando lo ajeno es la codicia más indeleble que se pueda obtener en el sentido de la impoluta verdad. Si en el deseo de envenenar al alma en poder hallar a un hombre en la cacería de maridos ajenos solamente Julia converge en el corazón deseando derribar la luz de su propia alma, pero, en el alma quedó como lo más innato de todos los tiempos que desnudando el alma sola quedó con su pócima y su brebaje siempre en los labios de belleza natural en el cuerpo sediento de deseos por el amor de un hombre en la cacería de maridos ajenos. Julia quedó atemorizada de dolores cuando en el embate de creer en el alma muerta de incierto dolor se aferró en el alma una sola mala solución cuando en la Plaza del Mercado del pueblo fue que halló al segundo marido ajeno en la cacería de maridos ajenos. Julia se atemorizó de un dolor inocuo, pero, muy trascendental cuando ocurre lo que más alega Julia, un sólo amor como el deseo o como el amor de un hombre como la cacería de maridos ajenos. Julia va de rumbo hacia la Plaza del Mercado en busca de la cacería de maridos ajenos para volver a enamorar a su corazón. Julia va a la cacería de maridos ajenos y otra vez mira fíjamente a los ojos de ése hombre que tiene a Julia de un sólo patín y la marea de ese mar oculto en los ojos de Julia queriendo realizar olas para poder surfear en los ojos de ése hombre que halla y que encuentra la fuerza de entrever a la razón de sentir lo que siente Julia por mirar a los ojos de ése hombre que halla en la Plaza del Mercado del pueblo. Y Julia sin lograr escapar de las garras del amor y más de su propia pócima o brebaje entre los labios quedó con el buen sabor de disfrutar de una cacería de maridos ajenos. Julia en el albergue de creer en el suburbio automatizado en disfrutar de la cacería de maridos ajenos que ella misma realiza quedó como el amor en el alma y más en el corazón.

Es el segundo marido que Julia en la caza de maridos ajenos pudo cazar como presa de un depredador y es que es ella la bruja más eficaz de todos los tiempos con su brebaje entre los labios que por besar queda como el segundo marido que ella caza. Julia va directa hacia el mundo y más hacia la Plaza del Mercado del pueblo a buscar a ése hombre, por el cual, quiere y desea amar y que ame a Julia como la bruja más eficaz, más efectiva y más efervescente de todas las brujas en cacería de maridos ajenos. Julia quiere y desea amar a ése hombre si es un hombre nuevo que visita por primera vez a la Plaza del Mercado del pueblo, va y lo caza con sus ojos de bruja sólo observando al mar en esos ojazos del color del mar. Julia mira fíjamente a ése hombre que quiere seducir a Julia, pues, en el alma de Julia sólo desea ser amada por un hombre casado como la cacería que ella lleva y tiene de maridos ajenos. Seriamente Julia quedó amando inconscientemente a ése hombre que la mira fíjamente desde hace rato y que la hace reír de felicidad cuando el arte quedó como el dolor de cabeza sólo para ése hombre que hace tan feliz a Julia mirando desde la esquina de la Plaza del Mercado junto a su mujer, pero, eso a Julia no le molesta si está arraigada a la gran felicidad. Julia debate una espera inesperada en sentir hasta el alma fría como el hielo en el refrigerador, pero, es el calor por dentro de la pasión que le llama como llama de la hoguera, pero, es más la vehemencia pasional que el amor que acaba en conocer. Julia conoce a ése nuevo hombre en la Plaza del Mercado del pueblo, pero, sin saber una sola cosa y ni tan siquiera sospechar que él sabe toda la verdad de que Julia es una bruja en la cacería de maridos ajenos se debate en una sola espera inesperada en caer sobre el hombre y poder besar con ojos fijos que él sienta el brebaje de sus labios para poder hechizar más y más, hasta hacer que el estrago de esa pócima le haga envenenar hasta su alma. Julia consigue que ése hombre la mire fíjamente a los ojos, pero, no lo besa aún. Ése hombre quedó amarrado y atrapado en los ojos de Julia cuando en el altercado frío quedó adherido a los ojos de Julia como una pócima entre sus labios. Ése hombre quedó atrapado y automatizando la espera inesperada de esperar por el amor de Julia, pero, el hombre supo algo más importante que unos ojos llenos de amor y de una pócima entre los labios de Julia. Y Julia gritando. El amor quedó en sus ojos por ése hombre que cazó en la cacería de maridos ajenos, porque en el alma de Julia y en el alma de ése hombre quedó como el desenlace frío en entrever el amor y la pasión en emoción en el corazón. Si Julia se atemorizó de espanto cuando en el alma en tener el silencio dentro de su alma, quedó como el suburbio automatizado de la espera inesperada en poder saber que el deseo converge en la ansiedad autónoma del amor a toda costa y éste era el segundo marido para la cacería de maridos ajenos desde que han pasado diez lustros de vida de Julia. Julia quedó con el amor de ése hombre cuando mira fíjamente a Julia en la Plaza del Mercado del pueblo. Ése hombre mira fíjamente a los ojos de Julia cuando, por fin, le expresa una sola frase y la dejó absorta de un sólo espanto cuando ése hombre la dejó completamente sola en una fría soledad que irrumpió en un sólo frío destino cuando le expresa que… -¨el hechizo de una bruja no hechiza a un hombre si ėse hombre sabe al fin que eres sólo la bruja caza maridos de la Plaza del Mercado…¨-, ése hombre se fue de su lado sin mirar más a Julia y ella presiente que su hechizo se reversa ante ella, pero, era sólo viceversamente que es una sola fría contienda entre el alma y su corazón y fue que el destino elaboró un deseo frío y maquiavélico quedando ella en la sola soledad.

Julia en la amarga soledad de sentir que ése segundo marido que ella creyó que era su segunda cacería de maridos ajenos era certero y no lo fue. A Julia la dejó sola y en la más amarga soledad de una paz incontroladamente cierta quedó Julia sin su segundo amor. Julia fue en busca de su tercer cacería de maridos ajenos, sí, en la Plaza del Mercado del pueblo donde ella siempre ha residido. La vida para Julia quedó atemorizada de un sólo espanto cuando creyó en quedar sola y para siempre. Julia fue a buscar a su tercer cacería de maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo. Y, sí, que allí Julia consigue lo más fabuloso y más fastuoso de todos los hombres, a los hombres casados que van y vienen con compras de viandas y comestibles buenos. Los hombres allí son reales como dice Julia cuando realiza el brebaje más certero para hechizar al hombre con sus labios llenos de un perfume de rosas innatas y puras del hechizo más efervescente de todas las pócimas de Julia demostrando que su belleza es natural como sus olores frescos de la vida de más de cien años vivida. La vida para Julia es sentir que el alma encrudece de un sólo dolor cuando arde el tiempo y el sabor de sus propios labios. Julia va en busca de rumba, bailoteo, sandungueo y fiestas como lo es la Plaza del Mercado de su pueblo. Julia presenta su pócima entre sus labios de color rosa y con olor a rosas innatas. Julia aplica un poco de esa pócima entre sus labios de rosas y la belleza brilla como brilla el oro cuando se halla. Julia automatizó la espera inesperada de creer en el amor a toda costa cuando con su brebaje bebe hasta la última gota para poder enamorar y para siempre a éste hombre, sí, al tercer hombre en su cacería de maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia va directa y casi imperceptible, pero, muy real en su conveniencia automatizando la espera inesperada de creer en el amor respirando  con todo pulmón. Julia va en busca del tercer marido en la cacería de maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia lo mira y lo admira, sí, a ése hombre en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia lo acecha con devorar la forma y manera en creer que el dolor se aferra al amor puro e inconsciente de dar una señal de amor entre los ojos de ése hombre hechizado por los ojos con brillo de Julia. Julia mira insistentemente a ése hombre que le llama la atención como llama en la fogata entre leñas. Y Julia quedó estupefacta, anonadada, y muy atónita con los ojos de ése hombre que se le acerca y le pregunta algo como -¨¿cómo estás joven hermosa?...”-, Julia está llena de felicidad por haber hallado lo que nunca había encontrado en un hombre, el carisma y la honestidad. Julia quedó con decencia como automatizando la espera inesperada en poder creer en el amor a toda costa y le contestó la joven hermosa que… -¨muy bien y usted¨- Julia quedó con el alma prendida y el corazón encendido de calor extraño de una linda pasión. El hombre junto a su esposa queda prendado de la belleza de Julia y Julia mirando con su pócima en los ojos de ése hombre. Él sabe más que ella cuando Julia la caza de maridos ajenos va directa, perfecta y en buena dirección en encontrar a un sólo amor. El tercer marido es para Julia que caza en la Plaza del Mercado del pueblo, pero, ella no desea converger en el tiempo un sólo desamor por eso es que va directa, perfecta y en buena dirección. La forma y la manera de atraer a la mirada fíjamente de los ojos de los hombres es ese brebaje que ella misma realiza para tomar y hechizar a los maridos ajenos con la cacería de una bruja que no le ha ido muy bien. Julia mira y observa a éste hombre, un hombre maduro junto a su esposa y que desea besar inmediatamente, pero, hay algo en él que aún Julia no descubre.

Julia es de ésas brujas inexpertas, pero, muy certeras cuando en el ambigüo camino en la Plaza del Mercado, fue y será como el mismo sabor en sus labios dejando el sabor de rosas innatas de esa pócima de rosas innatas entre su boca, labios y amando como nunca con el sabor que tiene una bruja por besar con hechizos. Julia es la bruja más exacta, pero, inexperta en el escogido de hombres o de maridos ajenos en la cacería que ella lleva como la bruja más longeva de todas las brujas de casi más de cien años de edad. Cuando Julia es la juventud y la belleza encendida de su cuerpo y de su piel como la magia más trascendental de todos los tiempos. Julia va tomando confianza con el hombre que acaba de conocer en la Plaza del Mercado del pueblo donde ella reside y que es asidua a la Plaza del Mercado para saber si cae el hombre perfecto entre sus garras de bruja inexperta, pero, muy certera en el escogido de hombres casados en la cacería de maridos ajenos. Julia casi irrumpe con la palabra del señor maduro que ella acecha en la Plaza del Mercado del pueblo cuando ella automatiza la espera en poder besar para poder hechizar a sus labios con magia de una pira encendida que le dio la pócima más efervescente. La bruja llamada Julia quedó como el dolor de cabeza en poder abrir labios y poder besar a ése hombre que le llama la atención en poder creer en el destino y en el camino frío. Julia socavó muy dentro de su corazón una sola verdad de que había llegado y logrado atrapar al tercer marido en su cacería de maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo. Julia lo mira y él más, mira a Julia, pero, en el suburbio automatizado de espera inesperada se cuece de un sólo espanto inocuo cuando el hombre le expresa las segundas palabras que hacen que la relación fluya más y más. Julia queda atónita, estupefacta y anonadada por un amor que acaba de conocer en la Plaza del Mercado en el pueblo donde ella reside. La vida de Julia queda automatizada de un sólo dolor cuando en la noche de rumba y bailoteo en buen sentido de poder festejar la vida y la vida social queda adherida a la Plaza del Mercado para saber si puede conseguir el amor de su vida y debe ser un marido ajeno cuando su cacería es de tener como amor a un marido ajeno. La esposa de éste señor voltea de espaldas a su esposo y su esposo entabla las segundas palabras con Julia. Julia mira y observa a ése señor que le habla en la Plaza del Mercado del pueblo y a ella le gusta más y más cuando en el altercado friolento de sentir un amor entre piel y cuerpo, alma y corazón se fue por el rumbo de observar a ése hombre, por el cual, se siente con el alma viva y con la pócima encendida entre su boca y labios por besar a ése hombre con el aroma de rosas innatas para poder hechizar. Julia quedó como el dolor de cabeza de embriagar hasta el alma con el bailoteo y con el alcohol entre las venas sin soportar la maldita espera inesperada por esperar por el amor del tercer marido que ella caza. La cacería de maridos ajenos para Julia se autoproclamó como la más certera aunque siendo inexperta sólo ha logrado hechizar a un marido ajeno con su pócima dejando el amor entre sus labios desde hace casi diez lustros de vida y sin cacería de maridos ajenos. El hombre que aún se halla en la Plaza del Mercado del pueblo convidó una segunda conversación con la bruja llamada Julia, y éste la sigue mirando insistentemente por el amor con el hechizo de sus labios, de sus ojos y de ese brillo natural de su belleza innata. Hasta que el hombre le dice que… -¨el hechizo de sus ojos es bueno y tan excelente que casi me hechiza a mí, pero, creo que le hace falta algo y es el ingrediente del amor que es el elixir del amor, que es como el oro, aunque, brillas como el oro, pero, a mí no me hechizas cuando soy el brujo más potente que su hechizo, gracias bella por tan linda compañia…¨-, la bruja quedó sin sonrisas, sin preceptos y sin más cadencias que el dolor amargo de un hechizo que no salió en su totalidad y sin albergar una sola esencia automática quedó Julia con su belleza, con su aroma a rosas innatas y con su pócima entre los labios cuando éste hombre tampoco cae en las cacería de maridos ajenos de una bruja llamada Julia. El brujo se ha llevado de la Plaza del Mercado a Julia y lo que hace éste brujo es proteger de las garras de una bruja con su cacería de maridos ajenos en la Plaza del Mercado a los hombres del pueblo donde ella reside. El brujo lleva a Julia cerca de la pira más efervescente de todos los fogones y realiza la pócima más trágica cuando le devuelve su vida y sin belleza a la bruja de todos los tiempos y de la Plaza del Mercado del pueblo. Julia quedó tal y como ella es sin hechizos y sin más que más que sin su aroma y fragancia natural de rosas innatas para poder hechizar al hombre casado en la Plaza del Mercado del pueblo y se fue de rumbo como si fuera hermosa y bella con su pócima entre los labios Julia quedó totalmente enamorada de un viejo que visita la Plaza del Mercado del pueblo llamado Humberto. Humberto mira a Julia y le expresa que… -“eres bella con canas y arrugas…”-, cuando eso a Julia la cae mal en sus instintos, pero, fue feliz la bruja Julia con ése hombre llamado Humberto. Julia después de doscientos años de existencia y después que murió Humberto dejando su herencia a Julia, toma las riendas de su vida y ésta vez, sí que era realidad, con certeza y sin ser inexperta fue a rumbear con bailoteo a la Plaza del Mercado del pueblo con su hechizo entre los labios a rosas innatas. Julia logró levantar el alma, el corazón y enamoró, sí, a otro hombre que cae entre sus labios y fue la cacería de maridos ajenos más certera de todos los tiempos. Julia quedó como la caza maridos ajenos en la Plaza del Mercado del pueblo junto a su aroma de rosas innatas entre sus labios dispuestos a besar.  

 

 

FIN

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 26 de diciembre de 2024 a las 00:06
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 13
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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