Reflexión I

¿Cómo llenas el vacío,
ese que te arrastra al abismo y te amarra las manos con lágrimas?
Llora, cobarde,
porque en las lágrimas hay verdad,
y en la verdad, una herida abierta
que jamás pude cerrar.

Soy un cobarde, lo sé.
Un náufrago que rompe su propio barco,
que hiere con las manos que prometieron amor,
y que corre sin rumbo, escapando de sí mismo.

Cobarde soy,
Porque no hay valor de terminar,
ni la fuerza para comenzar.
Solo este cansancio que me arrastra, 
Este deseo de dormir hasta pudrirme en la nada.

Perdí tanto que me perdí a mí mismo.
Soy un sollozo vacío,
una sombra que no me sigue,
un rostro desconocido en el reflejo.

Solo quedo yo,
El tonto, el anticuado.
El cobarde que escribe su despedida,
Pero no se atreve a pronunciarla.

Adiós, murmuro al papel.
Aunque El Mundo no me escucha,
Aunque mi voz no resuena fuera de mi pecho, 
Me despido, mientras mi alma se desangra en el extenso de la nada.